Desde su irrupción en el panorama literario con Luna: Apogeo, Rubén Azorín demostró cualidades más que suficientes para crear historias fuera de lo común, dejando entrar un aire fresco y renovado en la ciencia ficción. Su nombre empezó a resonar con fuerza y, poco a poco, la novela se convirtió en todo un best seller, pues permaneció como número 1 del género en Amazon durante varios meses. No obstante, sus hazañas no quedaron ahí y a su ópera prima le siguieron una segunda parte titulada Nuevo Mundo y Cosmódromo, una historia de menor extensión, pero con una intensidad desgarradora. Ahora, tres años después de su debut, el autor une sus fuerzas a su hermano Juan Vicente para presentar La torre Tesla, un thriller policíaco que no abandona su toque futurista característico ni su narración trepidante.
Al igual que sus anteriores obras, La torre Tesla está alcanzando unas cifras envidiables de ventas: la versión digital alcanzó el número 1 de las categorías Suspense, Ciencia Ficción y Aventuras durante el mes de septiembre en Amazon, mientras que su versión en papel continúa en el top 6 de las novelas más vendidas en el género de ciencia ficción. Además, esta novela de Juan Vicente y Rubén Azorín es una de las candidatas a ganar el 4º Concurso Indie de Amazon, donde se ha establecido como una gran competidora al ocupar el primer puesto en los meses de agosto y septiembre.
«Encontrarme con tan buena aceptación es un aliciente para hacer germinar proyectos que podrían haber tardado más en ver la luz. Agradezco recibir tantas muestras de apoyo y espero seguir ofreciendo nuevas sorpresas a quienes quieran recibirlas. Quisiera no quedarme solamente en el relato entretenido y que los lectores valorasen el trasfondo esbozado que argumenta la trama de todas ellas».
Halcón, el protagonista del relato, es un detective moldeado a deseo por el género: inteligencia y capacidad analítica fuera de lo común, humor ácido, atractivo en todos los sentidos y una concepción tan absoluta de la realidad que parece tener siempre la mejor respuesta en su mano. A su lado, el lector debe relacionar las pistas, averiguar qué se esconde tras los asesinatos en serie y quién es el responsable de los mismos; siempre, por supuesto, desde su punto de vista como narrador, visión acotada que ya hace interesante la historia de antemano. Los lectores se convierten así en partícipes de la historia, donde acompañan a los personajes y se ven allí mismo, en el centro del huracán, como un detective más.
«La escritura sigue siendo un proceso individual, recogido e íntimo. No ha habido un cambio sustancial en la vida a nivel personal, pero despertar interés y recibir críticas tanto favorables como destructivas te hace considerar que es posible estar entrando en una nueva dimensión todavía difícil de calibrar. Aunque nuestro ámbito actualmente está en Internet por la gran expansión de Amazon, sí nos ha sorprendido que en numerosas ocasiones se nos reconozca con sorpresa por habernos identificado en nuestro entorno diario».
Asimismo, como se puede deducir por su título, la novela gira en torno a Nikola Tesla y un poema épico serbio. La integración del inventor en el relato es el origen y sentido del mismo, la intención de Azorín de dar una vuelta de tuerca al género y buscar ese algo, ese valor añadido que mejore sustancialmente lo establecido.
«Tesla es un personaje fascinante con una biografía que en sí misma ya sugiere intriga y despierta la curiosidad. Es una figura que nunca ha pasado de moda y el mundo actual le recuerda constantemente nada menos que poniendo su nombre a automóviles eléctricos o a unidades de energía. Descubrir que también participó en la traducción de varios versos épicos serbios nos liberó la imaginación para estructurar una historia que combina gran parte de realidad y gran parte de fantasía».
Respecto a sus próximos proyectos, Rubén Azorín sigue trabajando en la tercera y última parte de la trilogía Luna. Apogeo:
«Luna encierra mucho y, aunque su esquema está trazado desde sus orígenes, es una ópera prima. Diría que Luna vio la luz arrastrada por la inquietud de un autor bisoño y soñador. Ahora quiero que su culmen aparezca dotado de la experiencia que ella misma me ha proporcionado y de la que no disfrutó. Como si el autor inquieto y soñador quisiera recompensarla otorgándole una corona de éxito antes de presentarla».