(dpa) – Aiways, Genesis, e.Go, Lynk & Co, MG Motor y Nio: ¿quién ha oído hablar de estos nombres? Muy pocos, ya que este tipo de marcas aún no se encuentran entre los fabricantes de automóviles establecidos en Europa. Otras marcas que continúan creciendo son Ora, Wey, Togg y Vinfast, todos ellos fabricantes de vehículos eléctricos.
Togg, por ejemplo, es una fusión de cinco grandes empresas turcas. Hace unos cuatro años, el grupo turco decidió comenzar a desarrollar algo más que autos. «Concebimos el coche como núcleo de nuestro propio ecosistema de movilidad. Se trata de un nuevo modelo de negocio basado en servicios de movilidad», afirma Mehmet Gürcan Karakas, director general de Togg, y precisa que la atención ya no se centra en el coche, sino en el software para un nuevo tipo de conectividad y movilidad.
En concreto, a principios de 2023, la compañía quiere abrir en Turquía una nueva fábrica donde se podrán producirán hasta 175.000 coches al año. El primer modelo, un SUV compacto y eléctrico con una autonomía de unos 500 kilómetros, también llegará a Alemania a comienzos de 2024, a un precio acorde con el mercado, como asegura Karakas.
La empresa automovilística china Great Wall Motors (GWM), por su parte, quiere lanzar en Europa dos nuevas marcas: Ora y Wey. Esta última será la marca de lujo destinada a conquistar a los clientes con un SUV enchufable de 4,90 metros de largo. Además se ofrecerá un modelo más compacto, el Coffee 02. Para ello, la empresa ha fijado su sede europea en la ciudad alemana de Múnich y está planeando abrir un centro de producción en Europa.
Vinfast lleva construyendo motos eléctricas desde 2017, y pronto comenzará a fabricar SUV eléctricos. El primer fabricante vietnamita de automóviles ha presentado en los últimos meses cinco modelos diferentes, algunos de los cuales llegarán a Europa en 2024. Vinfast también está planeando una planta de producción en Alemania, donde se fabricarán hasta 250.000 vehículos al año.
«Aparte del diseño, la tecnología y la garantía, el precio de los vehículos será de especial interés para los clientes», afirma Le Thi Thu Thuy, responsable de Vinfast, y añade que entrar en el mercado con sus propios coches es el paso correcto. «Muchos clientes cambiarán los coches con motor de combustión interna por autos eléctricos en los próximos meses y años. Estos clientes suelen estar más predispuestos a las nuevas marcas», afirmó la ejecutiva.
La ventaja de los nuevos fabricantes es que, debido a la electrificación de los vehículos, el esfuerzo de mantenimiento disminuye, y gracias a la digitalización, ya no se precisa una amplia red de servicios. Este nuevo enfoque es sin duda una señal de advertencia para los fabricantes de automóviles europeos tradicionales.
Los fabricantes de automóviles establecidos deberían tomarse en serio las nuevas marcas mundiales, especialmente las chinas. «China sigue siendo el mercado automovilístico más importante, por lo que las marcas que tienen éxito en China también lo tendrán en Europa», afirma el profesor Stefan Bratzel, director del instituto alemán CAM, especializado en la investigación del automóvil. El académico advierte que no hay que subestimar a Great Wall Motor, con sus modelos Ora y Wey, y que también BYD, Geely, SAIC y BAIC son marcas en auge.
Estas últimas ocupan los puestos 4, 5, 7 y 12 en la clasificación del CAM de los fabricantes de automóviles más innovadores en cuanto a movilidad eléctrica en 2022. Great Wall ocupa el puesto 14, en tanto que lidera Tesla, por delante del Grupo Volkswagen y de Hyundai.
Nio (puesto 19) también ofrece una nueva idea con su concepto de intercambio de baterías y vehículos altamente conectados en red: en China ya hay más de 800 estaciones de intercambio, y en Europa se está construyendo la infraestructura, inicialmente en Noruega. Nio tiene previsto desembarcar en el mercado alemán a finales de año.
La entrada de marcas de coches desconocidas en el mercado no es algo nuevo. Se trata de una segunda gran ola, después de la primera de hace unos diez años. Por aquel entonces, aparecieron —y volvieron a desaparecer— marcas como Landwind y más tarde Borgward y Byton, entre otras.
«La nueva ola tendrá más éxito porque algunos fabricantes ofrecen innovaciones y valor añadido y están técnicamente a la altura de las marcas establecidas», afirma el profesor Bratzel, y menciona además al fabricante estadounidense Rivian, que por el momento no vende sus vehículos en Europa. «En el caso de Togg y Vinfast, pasará algún tiempo antes de que consigan vender coches en el mercado europeo», asevera Bratzel.
Sin embargo, la participación china en las empresas automotrices europeas ya es un hecho. Entre otros, Geely es propietaria de Volvo desde 2010 y de Polestar desde 2015. El máximo ejecutivo de la empresa, Li Shufu, también posee casi el 9,7 por ciento de las acciones de Daimler, y la marca Smart pertenece por partes iguales a Geely y Daimler. Beijing Automotive Group (BAIC), socio de Daimler en la empresa conjunta BBAC, tiene el 9,98 por ciento de los derechos de voto de la empresa alemana.
Todos los fabricantes de automóviles están trabajando en aspectos cruciales como la autonomía, las prestaciones de carga, la conectividad y el diseño. La ventaja para los clientes de las nuevas marcas suele ser el precio.
«Las nuevas marcas pueden romper las estructuras convencionales y volverse más esbeltas. Esto significa crear una experiencia de compra lo más digital posible y cooperar con socios de confianza», explica Bratzel.
En lugar de una gran red de concesionarios, las nuevas marcas pueden buscar socios que ofrezcan pruebas de conducción, trabajos de servicio, mantenimiento y reparaciones. Con furgonetas de servicio de atención al cliente, el mantenimiento puede realizarse directamente en el lugar que este desee.
Según Bratzel, esto no ocurre de la noche a la mañana: «Las nuevas marcas siempre tienen que ganarse primero la confianza de los clientes, en los vehículos, en un servicio fluido y en una amplia red. Eso lleva años, si no una década».
Para ello, prosigue el académico, la calidad del producto tiene que ser la adecuada, debe resistir la comparación con la competencia y ofrecer una garantía en las baterías: unos ocho años o 150.000 kilómetros de recorrido. «Es difícil vender nuevas marcas solo por el precio», puntualiza el director del instituto alemán.
Lexus e Infiniti han demostrado en el pasado lo difícil que es establecer una nueva marca: en Alemania, Lexus nunca consiguió convertirse en un competidor serio de los fabricantes premium alemanes, y la filial noble de Nissan, Infiniti, se retiró de Europa hace dos años.
Por el contrario, Hyundai, Kia y Dacia han demostrado que también se puede tener éxito, y, tras dificultades iniciales, han logrado conquistar el mercado europeo. Al igual que el estadounidense Tesla, que ahora también produce sus vehículos en Alemania y ha pasado a pertener al círculo de las marcas líderes.
Por Fabian Hoberg (dpa)