(dpa) – Las vacaciones del verano boreal en el extranjero ya se aproximan, pero serán muy diferentes a las de otros años, porque la crisis causada por la pandemia de coronavirus todavía está presente, si bien el número de nuevos infectados sigue disminuyendo.
Por este motivo, las precauciones siguen siendo indispensables y los turistas se preguntan cómo serán en lugares como Mallorca o Grecia.
– Llevar una mascarilla: durante las vacaciones seguirá siendo necesario protegerse la boca y la nariz. Probablemente será obligatorio el uso de la mascarilla en la mayoría de aerolíneas y en los establecimientos comerciales en los destinos vacacionales.
Es importante «cambiar diariamente la mascarilla, de lo contrario se vuelve antihigiénica rápidamente», señala el Profesor Tomas Jelinek, médico especializado en viajes. «Así que hay que llevarse de vacaciones suficientes mascarillas o lavarlas en el destino», añade.
– Mantener la distancia: «Lo más importante en un viaje es mantener la distancia», advierte Jelinek, experto del Centro Médico de Viajes de Berlín. Hay que «evitar los acontecimientos que podrían convertirse en un foco de supercontagio», prosigue explicando.
Los expertos hablan de «supercontagiador» cuando una persona infecta en un encuentro a muchas más de las previsibles. Durante unas vacaciones esto puede ocurrir en bares, clubes y festivales, donde se reúne mucha gente que canta, grita y habla en voz alta en un espacio reducido.
«Una fiesta en la playa no es una buena idea», advierte Jelinek, quien no duda de que la brisa marina difundiría las partículas en suspensión, y avisa que una concentración de muchas personas siempre supone un mayor riesgo de infección.
– Uso de desinfectantes: Jelinek desaconseja a los turistas ir desinfectando en los hoteles la manija de cada puerta. «Hay que confiar hasta cierto punto en que los hoteles y hostales se asegurarán de ello si no quieren volver a cerrar», señala.
Jelinek apunta que es más necesario el uso de desinfectantes en lugares como los lavabos de las estaciones de tren o durante las excursiones. «Allí es mejor que lo desinfecte uno mismo», recomienda.
Una pequeña botella de desinfectante es más que suficiente para dos semanas de vacaciones, según Jelinek. Aunque sugiere que, si se quiere estar seguro de contar con ella, se puede poner una en el equipaje de mano y otra en la maleta que se vaya a facturar.
«Si se usa demasiado desinfectante de manos, la flora de la piel se puede llegar a perder y puede surgir un eccema», previene el doctor, para quien los guantes de plástico pueden empeorar todavía más la situación.
– ¿Llevarse sus propias toallas? «Eso es exagerado», sostiene Jelinek, no solo porque ocupan mucho espacio en la maleta. «En un hotel decente lavan la ropa adecuadamente, y más frecuentemente que en casa», opina.
– ¿Evitar los bufets? No es necesario. «El riesgo de infección en ellos no es tan alto, porque no es un lugar donde la gente suela hablar en voz alta o cantar», sostiene Jelinek.
«No se expele tanta flora faríngea aunque no se use mascarilla», asegura, y recuerda que ahora los hoteles ya respetan cierta separación entre las mesas.
«El riesgo de infección en un viaje durante las vacaciones nunca será nulo», sentencia el doctor especializado en viajes. Por ello avisa que «quien no quiera correr ningún riesgo, debe encerrarse en casa».