(dpa) – En días grises y deprimentes, ponerse en movimiento puede ser el mejor antídoto contra el decaimiento que causan la falta de luz y el frío incipiente del otoño boreal. El Nordic Walking, o marcha nórdica, es un deporte perfecto en ese sentido: es apto para cualquier edad y todo tipo de estado físico.
«Es un deporte que también pueden practicar quienes tengan problemas en las articulaciones, sufran de cierto sobrepeso o sientan los primeros síntomas de la osteoporosis», señala el médico ortopédico Martin Rinio desde Alemania.
La marcha o caminata nórdica involucra a varios músculos sin sobreexigir las articulaciones. Además, permite entrenar la resistencia, el equilibrio y la coordinación de un modo suave y paulatino.
Primer consejo: comenzar de a poco
Quienes comiencen a practicar Nordic Walking a edad avanzada no deberían exigirse demasiado en un primer momento, ya que el sistema cardiovascular de cada cuerpo debe habituarse a este entrenamiento. Es más, Rinio propone iniciarse en esta práctica de la mano de un profesional o mediante algún curso especializado.
Lo ideal es que los principiantes se pongan como objetivo recorrer tramos breves, adaptados a su edad, en forma regular y que no intenten, por el contrario, hacer de vez en cuando un recorrido kilométrico.
Una vez que el cuerpo se haya acostumbrado a esos tramos, se puede ir aumentando la distancia poco a poco. Primero será suficiente con hacer dos o tres caminatas de entre 45 a 60 minutos por semana, y luego cada uno puede ir aumentando la cantidad a cuatro, por ejemplo. No hay que olvidar precalentar el cuerpo antes de salir y hacer estiramientos después de entrenar, en particular en la zona de las pantorrillas y los muslos.
Rinio tiene otro consejo para principiantes: «Mi experiencia indica que a muchas personas les resulta más fácil motivarse si hacen esta actividad en grupo, y que esto también ayuda a perseverar y seguir haciéndola».
El equipo adecuado
Contar con los accesorios adecuados es un gran aliciente a la hora de practicar un deporte con regularidad. Las prendas deportivas que permiten respirar a la piel son ideales para las caminatas, al igual que el calzado anti-deslizante, impermeable y transpirable.
En cuanto al calzado, no es tan importante la amortiguación del impacto, sino que la horma quede bien, sujete bien el pie y permita un buen deslizamiento del pie al dar el paso. Para ello, delante del dedo gordo debería quedar un ancho de dedo de espacio.
Los bastones también son fundamentales, «ya que sostienen parte del peso corporal y de ese modo alivian las articulaciones de los pies y las rodillas», explica el médico. Las tiendas especializadas o los cursos para principiantes podrán aportar información sobre cómo escoger el largo más adecuado para cada físico.
Y aunque fuera esté frío y poco tentador, más vale no dejarse echar abajo por el viento y los días grises. «Moverse al aire libre refuerza el sistema inmunitario y reduce el riesgo de contraer resfríos», dice Rinio, además de reducir el nivel de estrés y liberar hormonas de felicidad. Ideal para los días apagados del invierno.