Pforzheim (Alemania), 3 sep (dpa) – El dueño de una cafetería en el suroeste de Alemania decidió no atender más a clientes con vestimenta desaliñada, luego de sufrir malas experiencias con clientes con ropa deportiva.
El empresario hostelero Lambros Petrou, del Art Café de la ciudad de Pforzheim, afirmó que hombres vestidos con pantalones de jogging lo insultaron e incluso orinaron en las flores del local.
«No somos ni un bar ni un tugurio, somos un café», subrayó Petrou. Antes, cuando les solía advertir a sus clientes por su aspecto, a menudo le respondían: «¿Dónde dice eso?».
Por ello, desde hace unas semanas cuelga un cartel junto a la entrada en el que se indica que no se permite el ingreso de perros ni de clientes en pantalones deportivos. Y la imagen de unos pantalones deportivos se encuentran tachadas dentro de un círculo rojo, a modo de señal de tráfico.
Según Petrou, no se trata de código de vestimenta elegante, sino de un aspecto cuidado. «Los pantalones deportivos no son el problema», aseguró, sino la gente que los usan. A veces ve a gente con los mismos pantalones durante días y eso, dijo, luce muy desaliñado.
Sobre todo, precisó, se trata de los pantalones grises de jogging. «Este tipo de pantalones y estos usuarios de pantalones de jogging me arruinan la tienda si les dejo entrar», dijo Petrou. También aseguró poder prescindir financieramente de ellos.
El empresario afirmó que las señales ya están dando sus frutos, y sobre todo las mujeres jóvenes se sienten más cómodas.
Según aseguró, él no tiene nada en contra de los pantalones anchos y cómodos ni de los modernos y elegantes pantalones deportivos. Señaló que los pantalones de jogging también podrían ser socialmente aceptables hoy en día.
Según el portavoz de la asociación de hostelería Dehoga del estado federado alemán de Baden-Wurtemberg, Daniel Ohl, tales requisitos están legalmente permitidos.
«Los propietarios de locales gastronómicos pueden establecer un código de vestimenta para su establecimiento como parte de sus normas de la casa, eso no es un problema», dijo Ohl a dpa. Lo importante es que se cumplan las normas de la ley general de igualdad de trato, subrayó el portavoz, es decir, que no se discrimine a nadie por su origen étnico, por ejemplo.
Petrou aseguró que el origen o la religión no desempeñan ningún papel en su decisión. Entre sus clientes hay personas de 18 a 80 años, estudiantes y trabajadores, clientes habituales y otros que van con poca frecuencia.
«Tengo un poco de todo, pero no tengo gentuza», destacó. Lo importante es «que la gente se comporte correctamente», dijo.
Su conclusión tras las primeras semanas es que «todo el mundo se siente cómodo, y así debe seguir siendo». Planea incluso colgar una versión aún más grande del cartel.