París, 10 jun (dpa) – El español Rafael Nadal no tiene límites en París, donde hoy alzó su undécimo título en el Abierto de tenis de Francia al vencer al austríaco Dominic Thiem.
El austríaco, una de las últimas grandes apariciones en arcilla, no fue suficiente oposición para el campeón, que lo derrotó con parciales de 6-4, 6-3 y 6-2 en dos horas y 42 minutos y celebró así otra consagración en París.
«Ganar 11 veces aquí es mucho», consideró Nadal, que llegó a su décimo séptimo Grand Slam, solo tres menos que el suizo Roger Federer, el más ganador de la historia en el circuito masculino.
Con su triunfo en la Porte d’Auteuil, Nadal igualó además el récord de ganar 11 veces el mismo torneo que estaba hasta hoy en poder de la australiana Margaret Court, once veces ganadora en el Abierto de su país.
«Es algo casi único, es difícil de pensar ganar 11 veces el mismo torneo», continuó el español.
«Estoy agradecido a la vida por la posibilidad que me ha dado porque al final hay muchísima gente que trabaja como yo, o más quizá, y no tiene la suerte que yo he tenido», explicó el número uno del mundo.
Thiem, de su lado, valoró un nuevo triunfo del español, al que vio por la televisión cuando ganó sus primeros títulos en la Porte d’Auteuil.
«Fue un partido decente de mi parte», explicó el octavo del ranking. «Él estaba jugando muy bien, creo, y no por nada ganó once veces aquí. Es definitivamente una de las mejores cosas que cualquier persona logró jamás en el deporte», analizó.
«Físicamente disfruté más verlo en mi sofá», sonrió Thiem. «Cuando ganó aquí por primera vez, en realidad cuando ganó aquí las primeras cuatro o cinco veces, siempre estaba mirándolo».
«Desde luego que es tremendo que logré competir en una final contra él. Es algo tremendo, honestamente, pero aun así estoy triste. Era una final. Quería de veras ganar», apuntó el austríaco.
Por lo pronto, París es el reino de Nadal. Después de ganar títulos consecutivos entre 2005-2008 y 2010-2014, el mallorquín defendió con éxito el trofeo que ganó el año pasado y demostró, en suma, que aún será muy difícil destronarlo en la Porte d’Auteuil.
La victoria de hoy es, además, una gran prueba de vigencia, ya que es el cuarto tenista en la historia del circuito masculino que gana tres o más grandes después de haber cumplido los 30 años.
Sin ser arrollador, Nadal fue sólido y aprovechó la falta de precisión de un Thiem errático y poco efectivo en los momentos definitivos.
Hubo paridad solo al principio, cuando ambos se quebraron el servicio y parecían no sacarse demasiada ventaja. Pero el español, como siempre, abrió una grieta allí cuando hacía falta.
Thiem sacaba para ponerse 5-5, pero dejó una primera pelota en la red. Otros dos fallos dieron una ocasión de oro a Nadal, que ganó el set y empezó a ser dueño del partido.
Al austríaco, de 24 años, le pesó la falta de experiencia y no pudo completar una estrategia con la que pudiera amenazar al mallorquín.
El español, que cerca de la definición del partido tuvo molestias en la mano izquierda y fue atendido dos veces por el doctor del torneo, necesitó otros dos quiebres en cada set para sellar la victoria.
Si los dolores hubieran seguido, habría igualmente seguido, como confesó después. «Hubiera jugado hasta con el brazo derecho, tenía dos sets de margen», señaló contundente el balear
Pero continuó con la izquierda y en su quinta bola de partido, tras una devolución larga de Thiem, festejó un nuevo Roland Garros. En París, Nadal es infinito.
Por Manuel Dueñas (dpa)