Hamburgo, 21 jun (dpa) – La Policía alemana comenzó hoy en Hamburgo a imponer multas a los conductores que no respeten la prohibición a la circulación de automóviles diésel antiguos impuesta hace tres semanas en dos calles de la ciudad en aras de mejorar la calidad del aire y ajustarse a los límites de la contaminación impuestos por Europa.
Tras una fase de adaptación, los agentes tienen a partir de hoy potestad para sancionar con 25 euros (29 dólares) a los automóviles utilitarios y con 75 euros a los camiones que hagan caso omiso de la nueva normativa.
Hamburgo, en el norte del país, hizo historia a finales del mes de mayo al convertirse en la primera ciudad germana en declarar la guerra a los malos humos. En tramos de dos calles del barrio de Altona-Nord se prohibió el tráfico de vehículos de gran tonelaje y de utilitarios que no se ajusten a la última norma anticontaminación comunitaria (Euro 6).
En la ciudad-estado del norte de Alemania, con una población de cerca de dos millones de habitantes, circulan a diario cerca de 265.000 vehículos diésel, según datos de la Oficina Federal de Transporte (KBA). De ellos, unos 165.000 son automóviles viejos que emiten una gran cantidad de gases contaminantes.
En 2017, un total de 66 ayuntamientos alemanes superaron los límites de contaminación permitidos. De ahí que en la potencia europea se espera que otras urbes, como Stuttgart o Múnich, sigan el ejemplo de Hamburgo y anuncien próximamente ofensivas contra el diésel.
Desde hace meses, en el país se redoblan los esfuerzos para hacer equilibrios que sirvan para contentar a la poderosa industria del automóvil germana -de la que dependen miles de puestos de trabajo- y a una ciudadanía cada vez más preocupada por el impacto que las emisiones tienen en el medio ambiente y en su salud.
A ello se suma además la presión de Bruselas, donde la Comisión Europea recientemente demandó a Alemania por no haber reducido suficientemente la contaminación atmosférica.