Berlín, 3 sep (dpa) – Por algunos se pasa sin cuidado, otros atraen a turistas de todo el mundo. Pero más allá de cómo sean observados, los monumentos de Alemania pretenden recordar el pasado, el presente y el futuro.
Por ello, de cara al Día de los Monumentos Abiertos que se celebra el 8 de septiembre, merece la pena echar un vistazo a siete lugares insólitos en el país:
1. Sala de la lámpara de araña en el alcantarillado de Colonia
Quien piense que Colonia no tiene más atractivos que su famosa catedral debería visitar el sistema de alcantarillado debajo del parque Theodor Heuss.
A finales del siglo XIX, cuando la población crecía y se necesitaba un sistema de alcantarillado más grande, se construyó una bóveda de ladrillo para recoger las aguas residuales y pluviales.
Pero, ¿por qué las magníficas lámparas de araña? El emperador Guillermo II iba a asistir a la ceremonia de inauguración, una ocasión para decorar la bóveda con dos lámparas de araña. Allí se realizan visitas guiadas con regularidad, y a veces también se organizan conciertos.
2. Zitronenjette, la mujer del mercado de Hamburgo
«Limón, limón, limón fresco», solía promocionar «Zitronenjette» durante unos 40 años, de 1854 a 1894, los limones que vendía durante el día por las calles de Hamburgo, mientras por las noches recorría bares y cantinas con su canasta.
La mujer, de apenas 1,30 metros de altura y que se llamaba Johanne Henriette Marie Müller, se convirtió en una figura muy conocida de la ciudad del norte alemán. Una escultura de bronce en el distrito de St. Pauli conmemora hoy su difícil vida; con una cesta llena de su querida fruta, por supuesto.
3. Una reunión «bajo la cola» en Hannover
Las personas que se encuentran en la estación central de Hannover suelen reunirse «bajo la cola». Se trata de la cola de un monumento ecuestre en honor del soberano del antiguo reino de Hannover, el rey Ernesto Augusto.
El monumento se consolidó como uno de los puntos de reunión centrales de Hannover, e incluso fue el centro de un proceso penal luego de que fuera pintado por una activista ambientalista.
4. Escombros del World Trade Center en Baviera
En Oberviechtach, una pequeña localidad del sureste alemán, se erigió un monumento conmemorativo de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
El monumento incluye un trozo de 160 centímetros de longitud de la viga de acero original de los escombros del destruido World Trade Center de Nueva York. Esto convierte a la pequeña ciudad en el único lugar de Alemania que posee un trozo de las Torres Gemelas.
5. Monumento al cobayo en la isla experimental de Riems
Simpático y trágico al mismo tiempo, un monumento con tres cobayos de piedra se erige en la costa del mar Báltico, cerca de la isla de Riems, donde se encuentra el centro de investigación virológica del Instituto Friedrich Loeffler.
Lo que a primera vista parece bonito recuerda a los miles de cobayos que murieron cada año a partir de 1920 en nombre de la ciencia como animales de ensayo para el desarrollo de vacunas contra la fiebre aftosa. Hoy, el debate es si las tecnologías modernas pueden reducir el uso de animales en la investigación.
6. Objeto pesado en Berlín
Como un vestigio de la megalomanía, un enorme cilindro de hormigón en el extremo sur del centro de Berlín es hoy un edificio protegido.
La estructura pesada se erigió en los años 40 como objeto de prueba para el arco del triunfo que Hitler planeaba construir en la «Capital mundial de Germania».
Según las estimaciones, la gigantesca obra, que nunca llegó a construirse, habría ocupado 50 veces más espacio que el Arco del Triunfo de París. Con un peso aproximado de 12.650 toneladas, la arquitectura experimental sirvió para probar la capacidad de carga del suelo arenoso de Berlín.
Hoy, el monumento se considera un testimonio del urbanismo nacionalsocialista en Berlín. Los visitantes pueden experimentar de cerca las dimensiones de las fantasías nazis desde la torre de observación.
7. La «escafandra»: paradas de autobús en Buschvitz
Las paradas de autobús del municipio de Buschvitz, en la isla de Rügen, son un monumento bastante inusual y un ejemplo de la arquitectura de la antigua República Democrática Alemana (RDA).
Cuando en 1973 una tormenta destruyó todas las garitas de la isla, se hizo necesaria una solución para el transporte escolar. La entonces alcaldesa Eva Preuhs y su amigo, el pionero de la RDA Ulrich Müther, desarrollaron entonces la idea de la nueva parada.
Debido a su construcción en forma de concha y a los ojos de buey en los laterales, la garita a prueba de viento también se conoce popularmente como «escafandra».
Por Evelyn Denich (dpa)