Pekín, 2 ago (dpa) – Un presentador de la televisión, un ex jugador profesional de bádminton, un piloto, un monje, un periodista y un activista medioambiental: son sólo algunos ejemplos de hombres influyentes que se han convertido en blanco de críticas del mayor clamor hasta el momento del movimiento #MeToo en China.
El lema es el símbolo de un movimiento a escala mundial que busca llamar la atención sobre el acoso y las agresiones sexuales contra las mujeres, y que también empieza a ganar fuerza en la República Popular.
Pese a la fuerte censura y los policías que se niegan a investigar las acusaciones, en el transcurso de pocos días cientos de mujeres han denunciado públicamente agresiones e incluso violaciones por parte de jefes o compañeros.
La reciente ola de indignación ha descargado también sobre el Maestro Xuecheng. Al menos seis monjas acusan al monje pekinés, que preside la Asociación Budista de China, de haberlas forzado a mantener sexuales, algo que él rechaza alegando que las relaciones sexuales forman parte del estudio de las enseñanzas budistas.
En el centro de la tormenta desatada también está Zhu Jun, un popular presentador de la emisora estatal CCTV. En una carta anónima se acusa a Zhu Jun, de 54 años, de haber acosado a una ex becaria en su camerino hasta que un invitado del programa entró repentinamente en la habitación, algo sobre lo que el moderador no se ha pronunciado hasta el momento.
En otro caso, la productora Yi Xiaohe de Shanghai acusa a un conocido periodista de haberla agredido sexualmente. A pesar de que entretanto otras seis mujeres han presentado acusaciones parecidas contra Zhang Wen, él se defiende diciendo que todo ocurrió con el consentimiento de ambas partes. «Besarse y abrazarse» es muy normal en el sector, alega. «Una sola chispa puede desatar un enorme incendio», escribe una de las afectadas, Yi Xiaohe, en una colérica carta abierta.
Esta y otras historias han inundado las redes sociales chinas en los últimos días. Pero al contrario que en Estados Unidos y Europa, donde el hashtag #MeToo desató un amplio debate público sobre el acoso sexual, Pekín se esfuerza en ocultar el tema tanto como sea posible.
Después de que en enero, cuando saltaron las primeras chispas del movimiento en China, un profesor universitario fuera despedido por acusaciones similares y el Gobierno prometiera un «mecanismo contra agresiones sexuales», ahora ha tomado el control la todapoderosa autoridad responsable de la censura.
La semana pasada, una revista de Pekín pedía a sus lectoras que contaran sus propias historias sobre agresiones. En tan sólo 24 horas la web se llenó con más de 1.700 publicaciones. Poco después fue cerrada.
El término «MeToo» es uno de los conceptos más censurados en Wechat, la red social más popular del país. Además, los medios estatales recibieron indicaciones de no seguir informando sobre el tema. Comentarios críticos sobre la estrella de la CCTV Zhu Jun hace tiempo que desaparecieron de Internet.
Todo ello recuerda al movimiento de las «cinco hermanas». Hace tres años, el grupo de feministas quiso repartir folletos contra las agresiones sexuales en el metro, pero fueron detenidas y estuvieron encarceladas más de un mes. La indignación que provocó el caso a nivel internacional logró que fueron puestas en libertad.
El caso de la estudiante Renée Ren muestra que el Gobierno ha aprendido poco y que en estos momentos le importa más controlar el debate público que la mala imagen del país en el extranjero. La joven de 26 años contó a dpa que hace un tiempo intentó sin éxito denunciar una violación por parte de un compañero ante la Policía de la ciudad costera de Qingdao, en el este de China.
Los agentes trataron de impedírselo, por lo que Ren denunció a la Policía. Como consecuencia, ella y sus padres fueron retenidos durante seis días en un hotel y su padre perdió su empleo.
«No es un caso único», cuenta el abogado Lu Xiaoquan, quien en los últimos tiempos ha recibido muchas quejas de mujeres que han intentado en vano conseguir que se abriera un procedimiento contra hombres que las habían agredido sexualmente.
«Las mujeres sostienen la mitad del cielo», dijo en una ocasión el revolucionario comunista Mao Zedong. En estos momentos, para las integrantes del joven movimiento #MeToo en China esta frase suena a burla.
Por Jörn Petring (dpa)