(dpa) – La canciller alemana, Angela Merkel, despejó el domingo dudas sobre su futuro político al confirmar que se presentará por cuarta vez consecutiva como candidata de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) a las elecciones federales de septiembre del próximo año.
«La disposición para ser presidente de la CDU debe ir acompañada, a mi entender, de la disposición de ser canciller y también va acompañada por mi disposición a concurrir a las elecciones federales de 2017», declaró la mandataria en Berlín al término de una reunión de la cúpula de su partido.
La política conservadora recalcó que la decisión que anunciaba no había sido tomada a la ligera, sino que había reflexionado «infinitamente» al respecto.
«La decisión de una cuarta candidatura es, después de once años en el poder, todo menos trivial. No es trivial ni para el país, ni para el partido, ni para mí personalmente. No se trata de una decisión simplemente para una campaña electoral, sino para una legislatura de cuatro años», explicó.
Merkel recordó las palabras que pronunció al asumir el poder en 2005, cuando dijo que su intención era servir a Alemania. «Eso es lo que intenté hacer en este tiempo y eso es lo que intento hacer ahora en tiempos complicados y de inseguridad», recalcó la canciller.
Asimismo, reconoció que las elecciones del próximo año serán las más «complicadas» desde la reunificación del país en 1990, dada la gran polarización que reina en la sociedad alemana.
Por otra parte, calificó de «grotesco» y de «absurdo» el análisis que apunta que ella es la persona indicada para hacer frente a todos los desafíos que se presentan tanto en Europa como en el mundo, sobre todo tras la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
«Una única persona, aunque tenga mucha experiencia, no puede cambiar lo que ocurre en Alemania o en Europa», señaló.
Merkel desveló así una incógnita que desde hace meses revoloteaba en la esfera política del país y que sirve además para someter a una presión añadida a su socio de Gobierno, el partido socialdemócrata (SPD), que se verá obligado a dar a conocer en el futuro inmediato el nombre de su cabeza de cartel.
En los últimos días, numerosas voces tanto de su partido como de otras formaciones se mostraron seguros de que Merkel optaría por repetir como candidata en las elecciones de septiembre del año que viene. Incluso el presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, reconoció que, de ser alemán, votaría por ella.
Su gran sentido del deber y de la moral se han esgrimido como razones de peso que la animarían a dar el paso ante los desafíos que presenta una Alemania y una Europa amenazada por el auge de la extrema derecha y una Unión Europea que se tambalea en un momento en el que debe negociar la salida ordenada de Reino Unido.
Tras la victoria electoral de Trump, numerosos medios estadounidenses calificaron a Merkel como el principal baluarte de los valores liberales de Occidente, dado que sus aliados tradicionales afrontan momentos complicados.
Ante este panorama, la política conservadora puede presumir de experiencia y veteranía: dirige la CDU desde abril del año 2000 y desde noviembre de 2005 ostenta el cargo de canciller de Alemania, después de imponerse tres veces consecutivas en las urnas a sus adversarios políticos.
Merkel es, en definitiva, la jefa de Gobierno europea que más tiempo se mantiene en el poder, aunque según ella misma indica no es una garantía de éxito.
En sus más de diez años años en el poder, Angela Merkel ha capitaneado, normalmente con Francia como compañero de baile, los retos a los que se ha enfrentado la Unión Europea (UE), entre ellos la crisis del euro y los rescates de Grecia.
No obstante, la gestión de la ola de refugiados de septiembre de 2015 se reveló como su mayor quebradero de cabeza: no sólo fue cuestionada por miembros de su partido, sino que vio como sus índices de popularidad caían y su formación sufría una sangría de votos elección tras elección en favor del partido xenófobo Alternativa para Alemania (AfD), que se sienta ya en diez de 16 cámaras regionales.
La dirigente, a pesar de haber sido fuertemente criticada por sus correligionarios durante la crisis migratoria del pasado año, cuenta con un gran respaldo en su partido, que de no presentar a Merkel carecería de un aspirante fuerte para encarar los comicios de 2017.
Considerada en los últimos seis años por la revista «Forbes» como la mujer más poderosa del mundo, la política conservadora podría romper un nuevo techo de cristal en caso de que el próximo año volviese a proclamarse vencedora de las elecciones federales.
De hacerlo, tendría la oportunidad de igualar el récord establecido por el cofundador de la CDU Konrad Adenauer y por su mentor político, Helmut Kohl, quienes estuvieron 14 y 16 años, respectivamente, al frente de la Cancillería.
El anuncio de una cuarta candidatura de Merkel fue recibido con satisfacción por los miembros de la formación que preside. Desde el partido socialdemócrata (SPD), socio de Gobierno en la gran coalición, no se mostraron sorprendidos y prometieron dar la batalla de cara a la cita electoral del próximo año.
«Las elecciones al Parlamento alemán se mantienen abiertas y Angela Merkel no es imbatible», señaló el jefe del grupo parlamentario del SPD, Thomas Oppermann.
En la misma línea reaccionaron los partidos de la oposición. Así, mientras Los Verdes avanzaron una campaña dura contra la actual canciller, desde la formación La Izquierda indicaron que su cuarta candidatura es «una señal de que nada debe cambiar en el país».
Por María Prieto