(dpa) – A punto de que este lunes se cumpla un mes del inicio de las negociaciones entre los tres partidos llamados a integrar el futuro Gobierno de Alemania, la canciller Angela Merkel redobla esfuerzos para lograr sellar una coalición que le permita encadenar su cuarto mandato consecutivo.
Las conversaciones entabladas entre el bloque conservador que lidera la mandataria, el partido liberal (FDP) y Los Verdes, que parecían en un primer momento bien encaminadas, amenazan con fracasar en la recta final de la primera ronda de contactos dadas las abismales diferencias programáticas en temas como la migración o el clima.
Negociadores de las tres formaciones se dieron de plazo hasta este domingo para analizar si, tras conocer las exigencias de sus contrapartes, están decididos a firmar un documento base sobre el que abrir negociaciones oficiales para formar el nuevo Gobierno.
Con la cuenta atrás en marcha y una patente falta de consenso, el fantasma de una nueva convocatoria de elecciones comienza a sobrevolar Alemania. Es el tema del que nadie quiere hablar pero que, de una forma u otra, todos mencionan.
«No hay ninguna razón para abrir un debate sobre nuevas elecciones que genera pánico», señaló el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, en declaraciones al diario conservador «Die Welt» publicadas ayer, en las que el jefe del Estado también apremiaba a los tres partidos a cumplir con sus responsabilidades.
El mensaje de Steinmeier coincidía punto por punto con el lanzado ya el viernes por Angela Merkel, quien conminaba a sus posibles socios a hacer concesiones y mostraba su determinación a poner en marcha una alianza tripartita hasta ahora inédita a nivel nacional que en Alemania se conoce como «Jamaica», por los colores de los partidos que la integran, que coinciden con los de la bandera del país caribeño: FDP (amarillo), conservadores (negro) y verdes.
Merkel, que Gobierna ininterrumpidamente Alemania desde 2005, se encuentra en una especial encrucijada después de que su actual socio de Gobierno, el Partido Socialdemócrata (SPD), se negase rotundamente a sellar de nuevo una gran coalición.
Con el SPD fuera de combate, se ve forzada a desplegar sus mejores armas diplomáticas para desatascar las negociaciones y formar el único Gobierno matemáticamente posible.
La dirigente sabe que el fracaso de «Jamaica» implica también su fracaso personal.
En Alemania, la ley no estipula un plazo límite para las negociaciones. En teoría, los partidos pueden negociar todo el tiempo que estimen necesario pero, en la práctica, llegará un punto en el que se determine si las conversaciones llegan o no a buen puerto.
De no alcanzarse un acuerdo, Merkel sólo tendría dos opciones: un Gobierno en minoría con la inestabilidad que eso conlleva o convocar de nuevo elecciones generales.
Esta es una opción que la dirigente intentará evitar a toda costa, porque podría darle más alas al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que ya se sienta en el Parlamento germano como tercera fuerza política.
Además, unos nuevos comicios la situarían en una tesitura muy complicada, obligándola a concurrir de nuevo en la carrera por las urnas después de salir elegida el pasado 24 de septiembre con su segundo peor resultado y de que su conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU) y su partido hermano bávaro la Unión Cristianosocial (CSU) sufriesen una notable pérdida de apoyos.
Tras más de 12 años en la cúspide del poder en Alemania y en el ámbito internacional, este seguramente sería el peor de los escenarios que Merkel se podría imaginar para poner punto y final a su carrera política.
Por María Prieto