(dpa) – Con la promesa de una mayor inversión, la canciller alemana, Angela Merkel, buscará convencer al Partido Socialdemócrata (SPD) de reeditar una nueva gran coalición de Gobierno en un momento en el que la relación entre ambos se ve afectada por una crisis de confianza.
«Se trata de enlazar una política de consolidación fiscal con inversiones que favorezcan el crecimiento. Eso también me guiará en mis conversaciones con el SPD», señaló la mandataria en un video emitido hoy en Berlín en un acto con motivo del día de los empresarios.
«Alemania y Europa necesitan estabilidad», agregó a continuación, repitiendo uno de los mensajes en los que más ha insistido desde que fracasara su primer intento de formar gobierno con liberales y verdes y el país se viese sumido en una gran crisis política.
Sin despedirse de su tradicional mensaje de austeridad, Merkel ha optado por relajar su discurso en vísperas de reunirse por primera vez con el líder socialdemócrata, Martin Schulz.
La dirigente es consciente de que necesitará más que un simple guiño para persuadir a su todavía socio menor en el Gobierno después de que el ministro de Agricultura, del bloque conservador que lidera Merkel, abriese una profunda grieta con el SPD al votar a favor del uso del glifosato.
«El voto del ministro a favor del glifosato en Europa fue escandaloso y ha llevado a una gran pérdida de confianza en el seno del Gobierno central y también entre los partidos», admitió hoy el líder del Partido Socialdemócrata, Martin Schulz.
La decisión unilateral tomada por el titular de Agricultura, Christian Schmidt, generó un gran malestar en las filas del SPD, quienes denunciaron que el conservador había hecho caso omiso a las indicaciones de la ministra de Medio Ambiente, la socialdemócrata Barbara Hendricks, contraria a la prolongación de la licencia del polémico herbicida.
Ante la presión ejercida por el SPD y en aras de apaciguar los ánimos, la canciller reprendió públicamente al ministro, confirmando que el voto emitido por el ministro no se correspondía con las directrices consensuadas por el Ejecutivo y exigiendo que tal comportamiento no se volviese a repetir.
En la actualidad, a la espera de que puedan renovar su alianza, los dos partidos continúan gobernando la primera economía europea en funciones.
Habitualmente, cuando las dos formaciones que sustentan el Gobierno en Alemania difieren en una votación a escala comunitaria, optan por la abstención. De ahí, que el apoyo explícito del político conservador, contraviniendo la opinión de sus socios menores, haya sido percibida por los socialdemócratas como una falta grave de confianza.
Este jueves, bajo petición expresa del presidente federal, Merkel y Schulz mantendrán un primer contacto para explorar qué posibilidades habría de continuar con la gran coalición que ha gobernado Alemania durante los últimos cuatro años.
Con la promesa de mayores inversiones, la dirigente se mueve hacia uno de los puntos centrales del programa electoral del SPD, un partido que durante la campaña abogó por incrementar la inversión en infraestructuras, en investigación y en educación.
De hecho, en su intento de diferenciarse de la política de Merkel de contención del gasto público, en las semanas previas a las elecciones del 24 de septiembre Schulz se mostró incluso partidario de introducir una «obligación de invertir» para generar crecimiento de cara al futuro.
Merkel, que gobierna Alemania ininterrumpidamente desde 2005, afronta en la actualidad uno de los momentos más críticos de su carrera política, incapaz de formar Gobierno con el resto de partidos del país ante la atenta mirada de Europa y del mundo.
El líder del SPD, que en un principio se negó en rotundo a reeditar la alianza de Gobierno con Merkel, abrió la semana pasada la puerta a un posible diálogo presionado por su propio partido y por numerosas voces que apelaban a la responsabilidad hacia el electorado.
Por María Prieto