Beirut, 22 jun (dpa) – La visita a Líbano de la canciller alemana, Angela Merkel, se vio hoy completamente acaparada por la actual crisis sobre la política de refugiados, tanto a nivel global como en la propia coalición de Gobierno germana.
Tras reunirse con Merkel, el primer ministro de Líbano, Saad Hariri, recordó que su país se encuentra desbordado a nivel económico por la llegada de refugiados de la vecina Siria, sumida en una guerra civil desde 2011, pero que pese a ello no se les puede dar la espalda. La canciller elogió el enorme compromiso del país árabe.
«Cuando hay 4,5 millones de habitantes y se recibe a más de un millón de refugiados, uno puede imaginarse el desafío que esto es para un país», dijo Merkel en conferencia de prensa.
Según las cifras oficiales, en Líbano hay 164 refugiados por cada 1.000 residentes, frente a la cifra de 12 en Alemania. El PIB de Alemania es además cuatro veces el de Líbano.
Merkel, que estuvo el jueves en Jordania, considera el apoyo a ambos países clave para la nueva regulación migratoria europea que impulsa, ya que espera que con una mejora de las condiciones de los refugiados en estos países, los migrantes renuncien a seguir viaje a Europa.
El Gobierno de Líbano no autoriza la creación de campamentos oficiales de refugiados porque quiere impedir que se queden en un país que cuenta con un frágil equilibrio político entre sunitas, chiitas y cristianos. La mayoría de los refugiados sirios son sunitas.
La canciller no pudo escapar en la rueda de prensa a las preguntas sobre la crisis interna en su país entre su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), y su socia bávara, la Unión Cristianosocial (CSU), por el tema de la política migratoria.
Cuando le preguntaron si pensaba que la coalición de Gobierno entre CDU, CSU y el Partido Socialdemócrata (SPD) se romperá o se mantendrá, Merkel dijo que ella trabaja para que se cumplan «los objetivos del acuerdo de coalición». «Hay mucho por hacer pero ya hemos logrado algunas cosas», agregó.
El ministro del Interior germano, Horst Seehofer, de la CSU, le dio un ultimátum a la canciller para lograr la firma de acuerdos bilaterales que le permitan a Berlín devolver a los migrantes que llegan a sus fronteras a los países europeos en los que se registraron o pidieron asilo al entrar en Europa.
Respecto de la reunión informal de este domingo con otros líderes europeos para analizar la política de asilo, Merkel bajó las expectativas y subrayó que se trata de un encuentro de trabajo y consulta en el que no habrá decisiones.
Tampoco en la cumbre del 28 y 29 de junio con todos los jefes de Estado de la Unión Europea (UE) habrá una solución para todo el paquete migratorio, destacó. «Por eso, el domingo se trata de hablar con los países especialmente afectados sobre todos los problemas de la migración, tanto la primaria como la secundaria», añadió.
Con el término de «migración secundaria» se alude en la UE al traslado de personas dentro del bloque de un país a otro en busca del lugar donde les sea más fácil o donde desean instalarse de forma permanente.
Como resultado de las conversaciones del domingo se verá si son necesarias reuniones «bi-, tri- o multinacionales para resolver mejor ciertos problemas», dijo la canciller.
Previamente, Merkel visitó una escuela que por la mañana da clases a niños libaneses y por la tarde a unos 600 menores sirios. La dirigente les regaló camisetas de la selección de fútbol alemana e intercambió unos pases de pelota con ellos.
Una representante de Unicef señaló que en la actualidad viven en Líbano 400.000 niños refugiados en edad escolar, de los que 220.000 asisten a clases. En total hay en las escuelas muchos más niños sirios que libaneses, y eso es un enorme desafío para el sistema escolar, destacó.