(dpa) – ¿Hay algo más agradable que acurrucarse con una bolsa de agua caliente cuando hace frío? Justamente ahora que en Europa se intenta no utilizar tanto la calefacción, las bolsas de agua caliente, los almohadones de semillas calientes o las mantas eléctricas son tendencia.
Pero su efecto tan agradable y acogedor también tiene su reverso, en forma de daños a la piel causados por el calor. Dos dermatólogas explican lo que hay detrás:
El problema es el calor regular e intenso.
Claro, el calor puede hacer muy bien: se suele utilizar un almohadón de carozos (huesos) de cereza caliente contra el dolor de panza, una bolsa de agua caliente para los dolores menstruales o un parche de calor contra las tensiones en la espalda. O simplemente se disfruta de dormir con una bolsa de agua caliente en la cama.
La dermatóloga Friederike Wagner explica desde Alemania que con temperaturas de entre 40 y 50 grados no pueden producirse quemaduras en el caso de un contacto breve con la piel. Pero que en el caso de una exposición «regular y prolongada» sí pueden aparecer problemas cutáneos: la piel cambia de tono y aparece una especie de red rojiza-amarronada.
Los expertos llaman a esta pigmentación marrón «eritema ab igne», un neologismo del griego antiguo y el latín, que traducido significa «enrojecimiento por fuego». El fenómeno también es conocido bajo el nombre de «melanosis inducida por calor» y fue descripto por el dermatólogo alemán Abraham Buschke. Algo más gráfico es el nombre «síndrome de ‘toasted skin'» (piel tostada).
Se dañan los vasos sanguíneos
Pero lo llamemos como lo llamemos, el caso es que el fenómeno se puede detectar exclusivamente por las modificaciones de la piel que aparecen a la vista, precisa Wagner, experta en dermatología y alergología. Hasta ahora hay pocos estudios al respecto.
Pero se parte de la base de que el calor intenso causa daños en los vasos sanguíneos. La dermatóloga Esther Wissmüller explica que por el calor estos primero se expanden, por lo que se enrojece la piel.
Si entonces se dañan los vasos sanguíneos, se derraman glóbulos rojos. Sus productos de descomposición -en la medicina llamados hemosiderina- se depositan debajo de la piel. Y por eso se produce la coloración de la misma, una llamada hiperpigmentación, de acuerdo con Wissmüller.
El síndrome de la piel tostada se puede volver crónico
«Si la exposición al calor se produce durante un periodo largo de tiempo de manera regular, las modificaciones en la piel se vuelven crónicas. Eso quiere decir que el eritema ab igne es permanente y ya no se va», dice Wagner.
Cabe aclarar que esta hiperpigmentación no duele y no causa ninguna otra molestia. En el caso de que produzca escozor o ardor, se puede tratar con una pomada o una crema.
Wagner subraya que «no existen posibilidades de tratamiento específicas». Sin embargo, es mejor acudir al dermatólogo o al clínico si uno descubre que tiene una red rojiza-amarronada en su piel. Porque también hay otras enfermedades con una apariencia similar, que no son benignas.
Todo depende de la dosis
El síndrome de la «toasted skin» se puede evitar de manera muy sencilla: no exponiéndose tanto al calor intenso. ¿Pero cuánto es demasiado?
Esta pregunta no es tan fácil de responder. Según la dermatóloga Wagner, unas cuantas noches con bolsa de agua caliente no producirán esta melanosis crónica. Pero aún no hay suficientes conocimientos sobre el rol que juega la disposición genética. O acerca de después de cuántas horas se produce la coloración.
Sobre todo las personas que duermen muy frecuentemente con bolsa de agua caliente o las que utilizan a menudo parches de calor en la espalda, deberían controlar regularmente su piel.
Wagner señala que una melanosis inducida por el calor la puede generar en principio cualquier fuente de calor prolongada. Una bolsa de agua caliente, una manta eléctrica, una calefacción en el asiento del auto y, lógicamente, también una computadora portátil recalentada sobre el regazo. Aun cuando muchas veces percibimos su calor como agradable, no deberíamos exponer la piel demasiado a ello.
No es un fenómeno de la época actual
El síndrome de la piel tostada no es un fenómeno del home office o del aumento de los precios de la energía. Sobre todo entre herreros, conductores de locomotoras o personas que trabajaban junto a hornos o a fuego abierto, la melanosis inducida por el calor ya estaba extendida antes, señala Wagner.
En su consulta, Wissmüller se topa con el síndrome de la piel tostada solo de vez en cuando, pero presume que el fenómeno seguramente es más frecuente.
Por lo tanto, por más tentadora que resulte la manta eléctrica sobre el sofá o la bolsa de agua caliente en la cama, es mejor no hacerlo todas las noches, recomienda Wagner. Especialmente en el caso de los niños pequeños, que no pueden comunicar cuándo les resulta demasiado caliente, habría que ser muy cuidadoso con temperaturas mayores a 40.
Por Vera Kraft (dpa)