(dpa) – Jugar con los roles de género es actualmente una megatendencia en la moda. Así, pueden verse hombres con falda, blusas de organza, mangas abullonadas, volantes, pendientes de perlas, uñas laqueadas y pintalabios.
Si bien todo eso no se ha convertido aún en un verdadero fenómeno de masas entre los hombres, lo que sin embargo ya no parece ser tabú en los más jóvenes es la cartera masculina, denominada «murse» («male purse»).
Los «men’s bags» (bolsos para hombres) son utilizados tanto por el fenómeno alemán de TikTok Elevator Boys, como en la calle entre adolescentes y veinteañeros, ya sea en ciudades como Tallin, Tirana, Toulouse, Trieste o Tréveris.
«Al igual que las sneakers, el bolso masculino debe su éxito actual al ‘streetwear’ y a sus diseñadores», explica la revista de estilo «GQ». Las primeras carteras masculinas que causaron revuelo en este milenio fueron los «belt-bags» (riñoneras), que allanaron el camino para otras variantes.
«Especialmente la colaboración entre Louis Vuitton y Supreme en el año 2017 ayudó para darle nuevo brillo a la cartera para el hombre», indica.
Actualmente, la mayoría de las carteras de hombre no se asemejan a los antiguos bolsos que colgaban de la muñeca masculina. Y sería poco oportuno expresar malestar porque el bolso es supuestamente un accesorio de mujer que adorna ahora el cuerpo de los hombres. «Unisex» ya existía en los años 70, y «metrosexual», en los 90.
Pero ¿por qué la cartera masculina experimenta justamente ahora un retorno? En Estados Unidos, «las ventas de bolsos masculinos y unisex aumentaron un 700 por ciento en tres años», afirma Carl Tillessen, del Instituto Alemán de la Moda (DMI).
A la vez, Tillessen subraya: «El actual boom de la ‘murse’ no tiene nada que ver con la fluidez entre los géneros. Por el contrario: llama la atención que los bolsos de hombre parecen ser especialmente populares entre los ‘grandes machos’ de hombros y piernas anchas».
«El hecho de que en el pasado no existieran los bolsos de mano para hombre tiene tan poco sentido como que la ropa de mujer no tuviera bolsillos. Porque todos necesitamos espacio en nuestro atuendo para guardar el manojo de llaves, el monedero y el móvil, es decir, todo lo que llevamos encima», agrega el analista jefe de DMI.
En su opinión, hay buenas razones que volvieron tan imperativo el auge de los bolsos masculinos y condujeron a los hombres a superar su culturalmente condicionado miedo a las carteras. Una de las razones, señala, es el cambio climático, que hace que muchas personas salgan cada vez más frecuentemente sin chaqueta y, de esta manera, ya no cuenten con espacios donde almacenar los objetos que transportan consigo.
«Además, el pantalón de jogging, que se convirtió en estándar en el guardarropa masculino, también es una razón para el retorno de la cartera de hombre. A diferencia de los jeans, en los bolsillos de los pantalones de jogging no se pueden guardar objetos pesados y afilados, como un manojo de llaves o un teléfono móvil, debido a la flexibilidad del tejido», indica.
En consecuencia, los mismos hombres a quienes les gusta vestir pantalones jogging se volvieron los primeros en llevar bolso durante los últimos tiempos, afirma Tillessen.
Y por cierto: presentar el bolso como una irrupción de los hombres en la moda femenina es, en realidad, algo carente de fundamento.
Porque, a lo largo de la historia, los hombres solían llevar bolsos o carteras. Por ejemplo, riñoneras en la Edad Media y sacos de caza bordados a principios de la Edad Moderna. No fue hasta el siglo XX cuando el supuesto lastre de una bolsa extra se convirtió de repente en tabú.
Durante la década del ’70, asimismo, la moda de las siluetas esmirriadas y pantalones ajustados condujo a que los hombres guardaran objetos personales como el monedero en billeteras agrandadas y con un lazo para la muñeca.
Pero, a partir de la década siguiente, esto volvió a considerarse como «demasiado femenino». Aceptables eran quizás todavía la riñonera bajo la ropa y la mochila.
Posteriormente, en la época de la digitalización y, sobre todo, de los teléfonos inteligentes, donde a veces el bolsillo es demasiado grande y poco estético, surge la pregunta: ¿y cómo transportar todo esto?
La pandemia de coronavirus, con sus nuevos accesorios para la vida cotidiana como la mascarilla, volvieron a imprimirle mayor actualidad a este interrogante.
Por eso, durante los últimos años prosiguió el avance triunfal de las riñoneras, que solía quedar reservada para camareros, revisores o a ciertos turistas a los que se consideraba vergonzosos.
Hoy en día, la riñonera -que se lleva mejor cruzada, es decir, en diagonal sobre el pecho- es popular tanto entre hombres como mujeres. La cartera propiamente dicha se coloca frontalmente o bajo la axila.
Entretanto, actualmente ya se produce tanto revuelo en torno a algunos bolsos como antaño por el también objeto de moda y culto del calzado deportivo, las sneakers.
Por Gregor Tholl (dpa)