Wittenberg (Alemania), 31 oct (dpa) – Arremetió contra judíos, contra musulmanes y contra presuntas brujas. Se unió a príncipes que enfrentaron de forma violenta a campesinos rebeldes y, de forma indirecta, provocó la Guerra de los 30 años que costó la vida a millones de personas.
Pero a pesar de todo, para muchos cristianos de todo el mundo Martín Lutero es considerado un ejemplo a seguir. A punto de cumplirse el V Centenario de la Reforma impulsada por el teólogo alemán, la Iglesia Evangélica recuerda a una figura que cambió el mundo.
La pregunta que martirizaba a Lutero es, hoy en día, casi ininteligible: «¿Cómo consigo un Dios misericordioso?». No obstante, en la Edad Media el miedo al infierno como castigo por haber llevado a cabo una vida pecaminosa era bastante habitual.
La Iglesia se aprovechaba de este sentimiento de culpa y vendía indulgencias con las que los creyentes quedaban aparentemente libres de todo pecado. Martín Lutero reconoció en esta acción una especie de traición al mensaje del Nuevo Testamento.
«Sola escriptura» (sólo por medio de la escritura), «Sola Gratia» (sólo por la gracia), estas son las líneas maestras que siguió Lutero para impulsar la Reforma protestante.
Con ellas daba a entender que no era el papa ni la tradición eclesiástica quienes debían marcar las pautas, sino sólo la palabra de Dios, como señalaba la Biblia. Y que el hombre no se podía ganar el cielo a través de buenas obras, sino que sólo podía ser salvado en base a su fe en la gracia de Dios.
Este aspecto le brindó éxito a Lutero porque redescubrió la teología del apóstol San Pablo, y con su regreso a los orígenes del Cristianismo, abrió la puerta a la era moderna, a una época de liberación.
Los luteranos no tienen miedo de la muerte y del infierno, están liberados de la autoridad de la Iglesia. Pueden interpretar la Biblia por sí mismos y seguir su propia conciencia, algo que supuso en su momento toda una revolución.
Como el propio Lutero, todo un revolucionario que rehusó la Dieta de Worms, revocó sus tesis y tradujo la Biblia en la localidad de Wartburg, donde también se escondió al ser perseguido tanto por el papa León X como por el Emperador Carlos I de España y V de Alemania.
La Biblia luterana, que gracias a una nueva técnica de impresión pudo ser distribuida de manera masiva, estaba no solamente disponible en latín, la lengua católica por excelencia, sino que se podía leer en varios idiomas, los idiomas del pueblo.
En este sentido, su contribución fue fundamental para crear un nuevo movimiento educativo de grandes dimensiones. Con la Biblia luterana, muchos alemanes aprendieron a leer, a hablar y a investigar. Los reformistas fundaron escuelas en toda Europa, modernizaron la sociedad y ordenaron el bienestar social.
Es por eso que no sorprende que en las casas rectorales de la Iglesia evangélica surgiesen tantos poetas, pensadores, músicos, científicos y políticos. Hasta el día de hoy.
Por ejemplo, la canciller alemana Angela Merkel es hija de un pastor protestante y, en este sentido, su gestión de la crisis migratoria se achaca a las enseñanzas recibidas en casa.
Esto resultó posible porque Lutero, que era un monje agustino, rompió el voto de castidad y se casó con la antigua monja Katharina von Bora para convertirse en padre de seis hijos. Los párrocos católicos todavía hoy en día tienen prohibido fundar una familia.
Pero Lutero no quería fundar su propia Iglesia y, en un principio, tampoco tenía en mente escindirse de Roma.
Sin embargo, la Iglesia católica no quiso darle la razón a Lutero y a su memorando «La libertad cristiana», algo que el Vaticano reconoció por primera vez de forma indirecta en una declaración conjunta en 1999.
Desde entonces, en la cuestión central del pensamiento cristiano, las diferencias entre las dos principales confesiones no son de carácter fundamental, sino que acentúan la fe de forma diferente. Lo que las separa incluso hoy en día es, sobre todo, la comprensión de los cargos eclesiásticos, es decir, el papel que juegan los sacerdotes, los obispos y el papa.
El papa era para Lutero el «Anticristo». Pero hoy, 31 de octubre, día en que dan oficialmente comienzo los festejos del V Centenario de la Reforma emprendida por Martín Lutero, el papa Francisco participa en Suecia en una conmemoración conjunta de la Iglesia protestante.
Una visita que demuestra que, incluso para los católicos, Martín Lutero constituye todo un ejemplo.
Por Bernward Loheide