(EP) – El presidente francés, Emmanuel Macron, ha hecho una férrea denuncia de lo que representa a día de hoy la extrema derecha en Europa, «el nacionalismo y el odio al otro» y ha dejado claro que ante ello no se puede transigir porque la democracia y el Estado de derecho están en juego.
El mandatario galo se ha pronunciado de este modo al ser preguntado en la rueda de prensa al término de la Cumbre Hispano-Francesa de Barcelona por su opinión sobre los acuerdos de gobierno entre el PP y Vox en España, que ha evitado valorar para no entrar en «la vida política interior española» y ha querido hacerlo «en términos generales».
Macron ha sostenido que la extrema derecha no es una realidad política como las otras pero algunos «por pragmatismo y otros por debilidad» no parecen verlo. «La extrema derecha es el nacionalismo no el patriotismo» y «el odio al otro para poder existir uno mismo». «Yo soy patriota y europeo y para ser patriota francés no tengo que hacer la guerra a Alemania o España», ha sostenido.
Asimismo, ha denunciado que la extrema derecha busca «cambiar el Estado de derecho» como se ha podido ver en los últimos años en algunos países europeos donde la libertad de los periodistas y la independencia los jueces se ha visto amenazada» y además, algunos de sus componentes, también tienen relación con el antisemitismo y la xenofobia.
El presidente francés ha sostenido que «no es bueno» dejarse llevar por «un movimiento de normalización» de la extrema derecha porque se considera que es «bueno tener esos acuerdos a corto plazo». «Cuando uno transige con la historia, los valores y los principios muy a menudo terminamos siendo desafortunados». «Yo no formo parte de los que piensan que podemos transigir con la extrema derecha», ha recalcado.
No obstante, ha admitido que es «un hecho político» que la extrema derecha está a día de hoy presente de forma democrática en muchos países europeos y ha lamentado que «si sigue subiendo en Europa es porque logra convencer a hombres y mujeres».
HAY QUE DAR RESPUESTAS DE FUTURO
Esto se debe, ha proseguido el presidente francés en su argumentario, a que no se está sabiendo recordar la historia y también a que a la clase dirigente le «faltan algunas respuestas». En este sentido, ha apostado por que demócratas y progresistas brinden «respuestas que aporten un futuro y que tranquilicen sin dejar a la extrema derecha el monopolio de permanencia que se convierte en nostalgia».
Además, ha añadido, «tenemos que encontrar la capacidad para proteger mejor en el plano de seguridad, económico, industrial, a las clases más populares y medias». «Si no tenemos soluciones lo suficientemente fuertes y rápidas entonces algunos de nuestros compatriotas se vuelven hacia la extrema derecha, a veces sin una convicción profunda», ha prevenido.
Por otra parte, «no debemos olvidarnos de defender la democracia y el Estado de derecho» porque no están garantizados, son algo «frágil» y pueden desaparecer «de la noche a la mañana». Por todo ello, ha apostado por combatir a la extrema derecha y por ser «inflexible» ante ella.
En otro orden de cosas, Macron tampoco ha querido significarse sobre si Francia respalda el uso del catalán en las instituciones europeas, como ha planteado el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés.
Respecto a esta cuestión, el mandatario galo ha señalado que la historia ha sido la que ha forjado «nuestros Estados nación con sus especificidades culturales, lingüísticas y políticas», algo de lo que Francia no está exenta.
En su opinión, «la mejor manera de afrontarlas y arreglarlas es mediante una política de reconocimiento y de respeto estricto del marco que fijan las constituciones que se han adoptado de forma democrática», como también defiende el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha añadido.