Berlín, 19 sep (dpa) – La moderación no es la característica más destacada de Hans-Georg Maassen. En plena crisis de los refugiados, el hasta ahora jefe de los servicios secretos alemanes internos fue una de las voces que no dudó en criticar públicamente la política migratoria de la canciller Angela merkel.
Esto no cayó bien en la Cancillería, que supuestamente habría solicitado al presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) -como se llaman oficialmente los servicios secretos internos- que moderara sus comentarios en un momento de gran tensión interna en el país después de que solo en 2015 llegaran al país cerca de 900.000 solicitantes de asilo.
Sin embargo, Maassen sintió que estaba en buenas manos cuando el líder de la Unión Cristianosocial (CSU), Horst Seehofer, una de las voces más críticas de Merkel en la cuestión de los refugiados, se convirtió en el ministro de Interior del país en el nuevo Gobierno de coalición que arrancó en marzo. Su puesto depende directamente de esta cartera.
En los últimos tiempos, Maassen fue objeto de críticas por reunirse con diputados del partido populista de tinte xenófobo Alternativa para Alemania (AfD).
Maassen y su oficina trataron de contrarrestar las acusaciones con el argumento de que estaba manteniendo conversaciones con miembros de todos los partidos representados en el Bundestag, incluidos los del partido de La Izquierda. En un intento por disipar las acusaciones, hizo que un portavoz difundiera la frase: «Por supuesto que el señor Maassen no tiene simpatía política por AfD». Sin embargo, la oleada de reproches no cesó.
La gota que colmó el vaso fueron sus polémicas declaraciones sobre los incidentes xenófobos ocurridos a finales de agosto tras la muerte de un alemán a manos supuestamente de tres refugiados en Chemnitz, en el este del país.
Maassen puso en duda la autenticidad de un video con escenas que parecen mostrar una cacería de inmigrantes por parte de extremistas de derecha después del crimen, contradiciendo así a la propia Merkel.
Cuando Maassen asumió la dirección de la BfV en 2012, la reputación del organismo estaba por los suelos debido principalmente a la destrucción de los archivos relacionados con las investigaciones de la serie de asesinatos de la célula neonazi NSU, que mató a ocho inmigrantes turcos, uno griego y una policía alemana entre los años 2000 y 2007.
Maassen recibió la orden de limpiar todo de la manera más completa y discreta posible. Asimismo, desde que asumió el cargo, ha hecho todo lo posible por mejorar la tecnología de los servicios secretos.
Nacido el 24 de noviembre de 1962 en Mönchengladbach, en Renania del Norte-Westfalia, en el oeste de Alemania, Maassen estudió en Colonia y Bonn. A partir de 1991 trabajó en diferentes departamentos del Ministerio de Interior.
En sus primeros años de servicio se ocupó principalmente de las leyes de extranjería e inmigración. En 2008 fue nombrado Jefe de la Unidad de Lucha contra el Terrorismo.
Por Anne-Béatrice Clasmann y Jörg Blank (dpa)