Por Susanne Ehlerding (dpa) – Los aspiradores robot parecen pequeños OVNIs cuando se mueven por las alfombras, el parquet o las baldosas. Algunos tienen incluso tentáculos en forma de pincel que arrastran eficientemente el polvo hacia la zona central de aspiración, lo que les da un aspecto casi de extraño animal doméstico. Una reciente encuesta de la asociación tecnológica alemana Bitkom arrojó que una de cada dos personas (un 54 por ciento) se imaginan perfectamente tener como ayuda doméstica un aparato de este tipo.
Con una altura de entre cinco y 10 centímetros, los robots aspiradores pueden meterse por debajo de muchos muebles bajo los cuales normalmente no sería posible llegar con la aspiradora normal. Pero su forma también tiene algunas desventajas. «Los aparatos tienen que ser pequeños», subraya Jörg Siebolds, de la asociación de consumidores alemana Stiftung Warentest. «Por eso normalmente no tienen la potencia de una aspiradora normal».
Werner Scholz, de la Central de la Industria Electrotécnica y Electrónica, coincide en que los buenos robots aspiradores tienen bastante rendimiento, pero que no alcanzan la potencia de uno tradicional. «Por eso es habitual que los robots aspiradores se compren como un segundo aparato, para hacer una limpieza básica de forma cómoda y ahorrando tiempo», señala Scholz. Los fabricantes no están obligados además por ley a dar a conocer la potencia de sus robots.
Tampoco existe aún una medición unitaria sobre el consumo de energía, ni siquiera en un bloque como la Unión Europea (UE). La duración de la batería suele ser de entre una hora y hora y media, después de lo cual hay que volver a la central de carga, cosa que suelen hacer los propios robots por sí mismos. Habría que analizar asimismo el consumo en stand by.
El movimiento de los aparatos con ayuda de lásers, cámaras y sensores infrarrojos funciona muy bien, en opinión de Siebolds. «Es bastante impresionante cómo el robot va recorriendo la habitación», señala este experto. «Les gustará a todos los usuarios amantes de la tecnología».
Algunos robots recorren la habitación en círculos, otros hacen curvas de manera caótica en todas direcciones, pero acaban llegando a todos los rincones. Ambas estrategias garantizan que se pase varias veces sobre cada área.
En teoría es posible dejar por eso a un robot trabajando solo en casa, pero antes hay que comprobar que se mantenga apartado de las escaleras. Para evitar las caídas, los fabricantes ofrecen barreras de luz o tiras magnéticas que delimitan el espacio.
Uno de los motivos para irse cuando empieza a funcionar es el ruido que hacen, que no es poco en vista de las necesidades de que sean compactos y el escaso espacio por tanto para los materiales que atenúan el sonido, explica Siebolds. Lo mejor es escuchar el ruido que hace el robot antes de comprarlo o hacer pruebas con aparatos que midan los decibelios. Con 55 decibelios el nivel de ruido es como el de una aspiradora normal. Los más ruidosos alcanzan los 70 dB o más.
Hoy en día hay bastante oferta de robots de este tipo, y todos se pueden programar para que trabajen cuando se hayan ido todos los habitantes de la casa. Muchas pruebas demuestran que los robots funcionan muy bien en suelos lisos, y menos en alfombras de pelo largo. «La capacidad de movimiento varía. Los usuarios deberían observar si el aparato reconoce escalones y desniveles y los puede pasar y cómo maniobra al encontrarse con obstáculos», recomienda Scholz.
En los últimos años los precios han ido bajando, aunque la horquilla va de menos de 100 a 1.000 euros, comenta Siebolds. La gran mayoría cuesta entre 300 y 400 euros (unos 390 y 520 dólares).
Scholz subraya que un aspecto importante a la hora de comprar es informarse de qué técnicas se usan para la limpieza. ¿Hay solo un cepillo que rota o también otros de lado y de esquina? O conocer el tamaño del depósito para la suciedad y la forma de vaciarlo. También hay diferencias en la tecnología de los filtros. Los mejores son los HEPA (High Efficiency Particulate Airfilter), que separan el polen y otros alérgenos del aire de las aspiradora, señala Scholz. «Hay por tanto muchas características en las que los aparatos se distinguen entre sí».