(dpa) – Los niños realizan un duelo de manera distinta a la de un adulto. Puede ocurrir que reaccionen con ira, dolores estomacales o incluso risas. A la vez, el tema de la muerte puede desencadenar temores en ellos.
De esta manera lo explica el terapeuta del duelo Roland Kachler: «Así es como el duelo se expresa de forma errática en los niños. Es concebible que un niño esté de repente muy enfadado o muy jocoso. O sea que los estados de ánimo pueden fluctuar ampliamente».
¿Cómo pueden los progenitores captar los sentimientos de sus hijos?
«Los padres deberían nombrar claramente los sentimientos de los niños y saludarlos», afirma Kachler. «Esto les ayuda a entender a los niños lo que está pasando».
Los adultos pueden decir por ejemplo algo así como «estás enojado porque murió el abuelo, ¿no?» O «quizás estés triste porque la abuela ya no está con vida. Lo entiendo perfectamente y está bien».
La manera en que los niños reaccionarán a una pérdida dependerá también de su edad.
«Los niños menores de cinco años no tienen noción del tiempo. No comprenden todavía lo que significa ‘para siempre'», comenta Roland Kachler.
Solamente a partir de los cinco años los pequeños pueden lentamente reconocer sentimientos y ponerles un nombre. Y recién más tarde pueden comprender que la persona fallecida ya no va a regresar.
Pero el duelo puede manifestarse de las modalidades más diversas. «Frecuentemente en los niños el dolor por una pérdida se manifiesta en forma de un dolor corporal», afirma Kachler, quien acompaña personas en situaciones de duelo como terapeuta psicológico en su consultorio en la localidad alemana de Remseck.
Su consejo es que «los padres pueden responder al sentimiento del niño y darle una idea para solucionarlo». Por ejemplo, pueden decirle: «Probablemente tu dolor se está haciendo sentir en tu barriga en este momento. ¿Te pongo la mano allí o te preparo una bolsa de agua caliente para que se te pase el dolor?»
¿De qué manera pueden los padres respaldar a sus niños durante el duelo?
Para que la situación no exija por demás a los pequeños, los adultos no deben dejarlos solos con su duelo. «Lo que ayuda a un niño es cuando puede manifestar su duelo, o sea cuando recibe opciones sobre cómo abordarlo», indica Kachler.
Por lo tanto, puede estimularse al niño para que pinte una imagen relacionada con su duelo o escriba una experiencia bonita con la persona fallecida.
Asimismo puede proponerse que el pequeño escriba una carta. «De esta manera los niños pueden expresar y darle forma a su duelo», afirma Kachler, quien escribió el libro sobre el tema «¿Cómo es el asunto del duelo?»
¿Debería recordarse activamente a los fallecidos con los niños?
Para los niños, resulta beneficiosa una cultura del recuerdo. Sin embargo, quienes hablan de la persona fallecida no deben idealizarla.
Es mejor conversar de momentos compartidos y de lo que distinguía a la persona que ya no está, aconseja la asociación alemana de funerarias. El niño debe determinar el tiempo y el ritmo de la conversación, por ejemplo haciendo preguntas.
Si el menor está triste, puede ponerse el foco también en vivencias lindas. Y, por cada recuerdo, por ejemplo, colocar una piedra en un tarro, según una sugerencia de Kachler. O se comparte mirar fotos de la abuela o del padre.
¿Cómo puedo reaccionar ante las preguntas del niño?
Los niños suelen hacer muchas preguntas en situaciones de duelo. Por difícil que resulte en ese momento, los padres deben tomarse en serio estos interrogantes y responderlos con sinceridad. Lo mejor es crear un ambiente tranquilo para brindar esas respuestas.
Una de las preguntas clave es por ejemplo «¿dónde está ahora la abuela?» «Los niños necesitan buenas respuestas para esta pregunta», advierte Kachler.
«Lo ideal es explicar todo en un lenguaje sencillo. Para ello pueden ayudar imágenes, que luego los niños puedan modificar por su propia cuenta». Así es como puede responderse: «Creo que la abuela está ahora en una estrella y te está cuidando bien desde allí».
Los libros que abordan el tema de forma amena para los niños también pueden ayudar a hablar del duelo. «Yo le haría una oferta al pequeño: sencillamente dejar un libro sobre el duelo en la habitación. Cuando tome el libro y lo lea, los padres pueden sentarse con ellos», dice Kachler.
Los niños frecuentemente procesan sus sentimientos a través del juego. De hecho, existen grupos especiales de duelo para pequeños.
¿Qué deben tener en cuenta los padres que a su vez transitan un intenso duelo?
«Los niños tienden a asumir el dolor de los demás además del suyo propio, sobre todo cuando mamá o papá sufren mucho», dice el terapeuta del duelo Kachler.
«Pero esto sobrecarga a los niños y no pocas veces bloquea su propia superación del duelo», agrega. Entonces, advierte, también pueden surgir en ellos miedos e inseguridades.
Por lo tanto, los padres no deberían ocultar ni mentir sus sentimientos. Pero sí, recomienda Kachler, deberían tener en cuenta que deben limitar su duelo ante la mirada del niño.
Por ejemplo, los padres pueden decir algo así como: «Estoy muy triste. Pero no tienes que hacerte problemas por eso. Yo mismo me encargaré».
¿Qué deben contemplar los padres cuando los niños no manifiestan un duelo?
Cuando la familia está muy inmersa en el duelo los niños lo perciben con claridad. Puede ocurrir que nieguen sus propios sentimientos para no sobrecargar adicionalmente a sus parientes, indica la asociación alemana de funerarias.
«Asimismo en este caso ayuda que los padres aborden los sentimientos con claridad y muestren al niño formas de vivir el duelo», dice Kachler. Es importante, detalla, que los niños tengan su propio espacio para practicar el duelo.
Y comenta que las piedras pueden simbolizar el peso del luto. «Los niños pueden pintarlas de colores. Después de un tiempo, los padres pueden preguntarle al niño si todavía necesita piedras para su duelo. No se debe poner entonces al niño bajo presión», recomienda este terapeuta especializado.
Cuando el niño esté listo, pueden arrojarse las piedras conjuntamente al mar o al río. Y así dejar que el dolor se vaya poco a poco, mientras se permite que permanezca el amor por la persona fallecida. Kachler aconseja: «Deje claro a su hijo que la relación interior con el fallecido puede continuar».
Por Isabelle Modler (dpa)