Gotinga (Alemania), 27 jun (dpa) – Al igual que los seres humanos, los monos de la especie Macaca sylvanus se concentran en un grupo reducido de miembros de su entorno cuando envejecen, según un estudio del Centro Alemán de Primates (DPZ) de Gotinga publicado en la revista «Current Biology».
Este comportamiento, conocido desde hace tiempo en los seres humanos, está al parecer más anclado en la evolución de lo que se pensaba, explica la investigadora del DPZ Julia Fischer.
El entorno social de las personas disminuye cuando envejecen, apunta la bióloga especializada en comportamiento Laura Almeling, del DPZ. «Así que sobre todo cuidan las relaciones con las personas que realmente son importantes para ellas», agrega.
Según Almeling, en el caso de los seres humanos no está claro si ese comportamiento está relacionado con una menor vitalidad o con la percepción de que el final de su vida está cerca. En cuanto a los monos, no puede tratarse de este último caso. «Los monos no son conscientes de que su tiempo de vida es limitado», aclara. Se puede partir de la base de que el comportamiento de las personas en la vejez está anclado en el proceso evolutivo.
Para su estudio los investigadores observaron a 118 animales de entre 4 y 29 años en un parque de primates francés y realizaron varias pruebas de comportamiento.
El resultado es que también los monos son más selectivos según envejecen. Ya cuando son adultos tienen claramente un menor interés en nuevos objetos y compañeros menos conocidos.
Según Almeling, dicha actitud se mostró sobre todo en el cuidado mutuo del pelaje. «Para los monos esa es la medida de sus relaciones sociales», señala. Mientras que los animales más jóvenes cambian a menudo de compañeros de cuidados, los monos de más edad se limitan a un grupo cada vez más pequeño de animales amigos.
«Los monos mayores no pierden el interés en los otros. Pero se concentran en un grupo más pequeño», añade la investigadora. «Con la edad, los monos también se vuelven más cautos respecto a lo nuevo y menos arriesgados», averiguó Almeling. También en eso se parecen a los seres humanos.
A lo que sí siguen reaccionando los monos de más edad es a los gritos de ayuda de sus congéneres, aunque la respuesta es mayor cuando estos proceden de animales que consideran más cercanos.