La participación de Fernando Alonso en la primera prueba del campeonato del mundo se puso en duda desde el primer instante en que se produjo el accidente en los test de Montmeló. Sin embargo la escudería McLaren no aclaró hasta ayer el enigma de los últimos días. Finalmente el piloto ovetense no estará en la parrilla de salida del Gran Premio de Australia. Los médicos han sido los responsables de esta decisión.
Pese a no registrar ninguna lesión ni molestias en el apartado neurológico, los facultativos pretenden evitar por todos los medios que se produzca un segundo impacto, que se trata de un problema muy común en el caso de ciertos deportes de contacto. Un segundo golpe en la cabeza con tan poco tiempo de recuperación podría provocar una lesión irreversible y en algunos casos hasta la muerte. El protocolo médico establece como mínimo un periodo de recuperación de al menos cuatro semanas para que el cerebro se recupere con normalidad.
Su sustituto en Australia será el piloto probador Kevin Magnussen, que por cierto ya sabe lo que es subirse a un podio, ya que el año pasado lo consiguió precisamente en este circuito de Melbourne.