Buenos Aires, 13 sep (dpa) – Los maestros argentinos llevaron hoy a cabo una nueva huelga nacional, la octava en lo que va del año, y protagonizaron una masiva manifestación frente al Parlamento en Buenos Aires bajo la consigna de que «la educación está en peligro», en reclamo de un mayor presupuesto y alzas salariales.
La protesta fue realizada en un clima de tensión como consecuencia del secuestro y las torturas sufridas en la víspera por una maestra en las afueras de Buenos Aires.
La docente, que trabaja en una escuela de la localidad bonaerense de Moreno, en el oeste de los suburbios de la capital argentina, fue raptada este miércoles por un grupo de personas que la golpeó, trasladó en un automóvil y con un elemento cortante la hirió en su abdomen escribiéndole la frase «ollas no», en referencia a las ollas populares que llevan adelante los maestros para alimentar a los estudiantes en las zonas más pobres.
El 2 de agosto dos trabajadores de la educación murieron en una escuela de Moreno al estallar una garrafa (bombona) de gas momentos antes del horario de ingreso de los niños.
Desde entonces, unas 250 escuelas de la zona están cerradas por problemas edilicios y en el sistema de calefacción. En el resto de la provincia se encuentran cerradas otras 250 escuelas también por problemas edilicios, advirtieron los sindicatos.
«No son violentas las ollas. Violento es el hambre», afirmó Sonia Alesso, jefa de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA), durante la protesta.
Frente al Parlamento argentino los sindicatos docentes reclamaron a los legisladores que en el presupuesto público para 2019 no se recorten fondos destinados a la educación, entre otras demandas.
La huelga nacional tuvo lugar luego de una jornada de paro de actividades de los maestros en la provincia de Buenos Aires, con un acatamiento que varió entre un 45 y un 90 por ciento, según las diversas fuentes.
Varios gremios docentes se niegan a firmar el acuerdo salarial propuesto por la provincia de Buenos Aires, de un 20 por ciento, cuando analistas y fuentes del Gobierno estiman que la inflación este año podría alcanzar un 40 por ciento.