(dpa) – Los empresarios uruguayos que rescataron el águila de bronce del buque de guerra alemán «Graf Spee», hundido en el Río de la Plata en 1939, anunciaron esta semana que demandarán al Estado uruguayo por incumplimiento de contrato.
El empresario Alfredo Etchegaray informó a dpa que, junto a sucesores del buzo Héctor Bado, quien también participó de las operaciones que culminaron con éxito en febrero del año 2006, resolvieron citar a conciliación al Ministerio de Defensa Nacional y a la Prefectura Nacional Naval.
Esa medida es previa al juicio de cumplimiento de contrato que se promoverá «con el propósito de que la Justicia, en cumplimiento y en un todo de conformidad con lo pactado en el contrato de rescate, los condene a enajenar el águila del ‘Graf Spee’ y demás elementos que fueron rescatados al tenor de dicho contrato», dijo Etchegaray a dpa.
El empresario uruguayo recordó que el acuerdo con el Gobierno uruguayo y según normas vigentes, determina que «se debe compartir con los comparecientes el 50 por ciento del producido de dichas enajenaciones».
La audiencia de conciliación se fijó para el 23 de octubre en un juzgado de Montevideo.
El 16 de agosto el ministro de Defensa de Uruguay, Jorge Menéndez, en nombre del Gobierno de su país, convocó a dirigentes de la oposición política para buscar una solución colectiva para el águila, que permanece en custodia en una dependencia de la Marina.
El diputado Jorge Gandini, del opositor Partido Nacional (PN), fue el portavoz del encuentro y comentó ese día que hubo acuerdo para que el águila salga del cajón donde se encuentra, fuertemente custodiada.
Uruguay ha recibido el interés de instituciones educativas, coleccionistas y museos de diversas partes del mundo, y en todos estos años ha evaluado la posibilidad de subastarla, venderla o exhibirla en algún museo local.
El águila mide 2,8 metros de alto, pesa 350 kilos, sostiene entre sus garras una cruz esvástica y es muy codiciada por su valor simbólico.
El «Admiral Graf Spee» protagonizó la llamada Batalla del Río de la Plata cuando perseguía barcos mercantes en el Atlántico Sur y fue sorprendido por el «Exeter», el «Ajax» y el «Achilles», tres naves de guerra británicas que lo acorralaron frente a Montevideo.
El comandante Hans Langsdorff decidió el 17 de diciembre de 1939 hundir la famosa nave, orgullo del nazismo alemán, y luego se suicidó en un hotel de Buenos Aires, mientras la tripulación era puesta a salvo en Uruguay y Argentina.