Suele ocurrir: hace frío, es de noche y el autobús no llega. Y se detiene después en cada parada aunque nadie quiera subir o bajar. Pero las cosas podrían ser distintas en el futuro con una App para solicitar un bus, a tenor de lo que se pudo ver en la feria electrónica CES de Las Vegas.
Enero es el mes de los prodigios en Las Vegas, cuando se reúne la feria de la electrónica de consumo más importante del mundo. Si lo que se vio ahí se vuelve realidad, los autobuses y taxis, tal como se les conoce actualmente, pronto quedarían obsoletos.
Las ciudades los sustituirán por una red de «robo-shuttles», buses inteligentes que recogerán a los pasajeros donde éstos quieran y calcularán automáticamente las rutas con base en las necesidades de los usuarios, para que el mayor número posible de clientes llegue a su destino en el menor tiempo posible, explica Thomas Moser, uno de los responsables del proyecto Vision Urbanetic de Mercedes.
El proyecto desarrolló un vehículo al que se le permitió hacer un breve recorrido por Las Vegas. Durante una noche, un minibús autónomo subió y bajó por la avenida más famosa de la ciudad y recogió en diferentes casinos a una decena de pasajeros, a los que transportó a lo largo del «Strip».
Wolfgang Bernhart, de la consultora Roland Berger, supone que estos vehículos dominarán el paisaje urbano en la próxima década y revolucionarán el transporte público.
«Se aproxima una nueva generación de medios de transporte que nos llevará a un nuevo tipo de movilidad», afirma. «Es exactamente igual que cuando el carro motorizado se convirtió en el coche que conocemos hoy».
Los pasajeros tendrán un viaje más seguro, más cómodo y, en el mejor de los casos, incluso más corto, dice Bernhart. Además, será más barato que un viaje en taxi. Y la sociedad se beneficiará de un menor número de vehículos privados en las calles, lo que mejorará la fluidez del tránsito y reducirá la contaminación.
Algunos fabricantes ya desarrollan sus flotas de vehículos de prueba. Bosch, Continental y ZF tienen minibuses autónomos y Volkswagen cuenta con un autobús robotizado, el Sedric. En otros sectores, como los de paquetería, se está trabajando en la creación de un servicio de entregas automatizado.
Personas como Moser o el creativo suizo Frank Rinderknecht van un paso más allá. Para reducir aun más el número de vehículos en las calles y, al mismo tiempo, maximizar su vida útil, se desarrollan incluso cambios de formato. Algunos vehículos pueden ser adaptados automáticamente, y en cuestión de minutos un autobús se convierte en camión de reparto.
Los minibuses sin conductor ya están circulando en las instalaciones de grandes empresas privadas o universidades.
Pronto darán servicio al transporte público. ZF anunció el primer pedido importante de su minibús autónomo, aunque la primera generación probablemente necesitará un conductor, según Chrisoph Horn, responsable de prensa de la firma.
«Primero, porque el software todavía está aprendiendo a interpretar la situación del tránsito y, segundo, porque la ley obliga por el momento», señala.
Cuanto mejor funcionen los buses inteligentes y cuanto más cerca estén del transporte público, por ejemplo de estaciones de tren, más difícil será el futuro para los autobuses y taxis convencionales.
Bernhart dice que los coches todavía serán importantes. Cree que en algún momento habrá ciudades que prohibirán completamente el transporte privado. Pero será una excepción. «En nuestros escenarios, el coche ocupará su lugar durante mucho tiempo», sentenció.
Por Thomas Geiger (dpa)