Buenos Aires, 27 sep (dpa) – Lo de llevar al cine historias de ídolos de la música popular no es nuevo para Lorena Muñoz, directora de «El Potro, lo mejor del amor», basada en la vida de Rodrigo Bueno, el cantante de cuarteto argentino que murió en un accidente automovilístico en 2000 cuando tenía apenas 27 años y transitaba el mejor momento de su carrera.
Ya su anterior película, «Gilda, no me arrepiento de este amor» (2016), abordó la vida de la cantante de música tropical Miriam Alejandra Bianchi («Gilda»), quien también murió en un accidente en la ruta algunos años antes, a los 35.
«El Potro», como era apodado el cantante, es interpretado en el filme de Muñoz por Rodrigo Romero, un joven oriundo de la provincia argentina de Córdoba -al igual que Rodrigo Bueno y el cuarteto- sin experiencia actoral previa que hasta hace poco trabajaba de albañil.
Con Daniel Aráoz, Florencia Peña, Fernán Mirás, Malena Sánchez y Jimena Barón, la película sobre el carismático músico que supo desatar la fiebre por el cuarteto en Buenos Aires con temas como «Soy cordobés», «Lo mejor del amor» y «Amor clasificado» se estrena el próximo jueves en Argentina y tiene asegurada la distribución en Iberoamérica y Estados Unidos a través de Netflix.
En entrevista con dpa, Muñoz habló sobre por qué privilegió contar los aspectos más íntimos de Rodrigo por delante de su vida mediática, entre otros temas.
dpa: Tanto en «Gilda» como en «El Potro» se percibe una gran tensión entre la vida personal y profesional de estos ídolos. En el caso de Rodrigo incluso parecían correr en paralelo. ¿Comparte esta idea?
Muñoz: Sí, exactamente, y así lo pensamos con mi amiga y coguionista, Tamara Viñes. Hay muchas historias posibles a la hora de narrar la vida de un ídolo popular, sobre todo porque son historias muy intensas. En el caso de Gilda pasaron cuatro años desde que empezó a cantar y la alcanzó la muerte. Pero en el caso de Rodrigo fueron diez años de carrera en 27 de vida, más luego 20 años de construcción del mito. Osea que había 47 años de los que uno podía elegir como director o guionista qué narrar (…) Una de las cosas que notamos es que fue sumamente mediático. Si uno googlea encuentra rápidamente 300 videos de Rodrigo. Nos parecía que eso ya estaba muy visto. Lo interesante era contar su vida desde su intimidad.
dpa: La película aborda también algunos aspectos incómodos de la vida de Rodrigo, como su adicción a las drogas… ¿hubo resistencia a esto por parte de su familia?
Muñoz: No creo que haya una sola persona entre las que conocen mínimamente la historia de Rodrigo que no sepa que tenía un problema de adicciones. Lo que nos planteamos al escribir el guión fue no juzgar al personaje, porque nos parece que ya bastante difícil es vivir y uno hace lo que puede. Quiero pensar que la película es compasiva con él. Porque él sufrió muchísimo. Igual no hay ningún plano de él consumiendo nada. Intentamos cuidarlo desde ese lugar y creo que Ramiro (el hijo) y Patricia (la madre de su hijo) también lo vivieron así (…) No es por justificar, pero el medio mismo y sus exigencias también llevan a un extremo donde es un poco difícil cumplir con horarios, esa euforia de siete recitales por noche. Porque además es muy difícil de sostener físicamente.
dpa: Gilda y Rodrigo murieron jóvenes. ¿Eso influyó en su fama?
Muñoz: Esa construcción como ídolos fue anterior a su muerte. (El cantante argentino) Sandro fue un ídolo popular toda la vida y no murió a los 20 años. Si no, todo se reduce a que quizá se convirtió en ídolo popular porque murió joven, en la cresta de la ola, pero la verdad no me parece que sea el caso. Ellos tenían todo ese talento, ese carisma y esa entrega hacia la gente. Y el pueblo en ese sentido no es tonto: lo percibe, lo recibe y lo siente. La muerte trágica es desesperante porque de alguna manera es como si a uno se lo robaran (…) Esta película es también una manera de devolver.
dpa: ¿En qué sentido?
Muñoz: A mí me entusiasma la idea de que algo haya quedado plasmado. Cuando veo al hijo (de Rodrigo), Ramiro, que está tan contento con este homenaje a su padre… él mismo dejó de estudiar periodismo deportivo y ahora está estudiando actuación y canto. Hubo una transformación. Y eso es lo más hermoso de esto que pasa con el cine.
dpa: Rodrigo tuvo una estrecha relación con Diego Maradona, pero éste no aparece en la película y tampoco el tema que le dedicó el cantante, «La mano de Dios». ¿Por qué?
Muñoz: Básicamente porque es imposible en una hora y media de película narrar la vida de una persona que en 27 años tuvo una carrera meteórica y que tuvo después de muerto 20 años de construcción del mito. Nosotras elegimos contar su intimidad. Y si bien la historia con Maradona es espectacular, se aleja un poco de eso. Quizá mañana alguien hace una película sobre cuando Rodrigo llegó a Cuba y se encontró con Diego y esos dos días que estuvieron juntos. Pero acá Rodrigo es el protagonista absoluto y único.
dpa: ¿Qué tenía en mente cuando buscaba al protagonista?
Muñoz: Quería alguien que fuera lo más parecido posible, pero sin que eso fuera lo más importante. Sí era importante que fuera cordobés.
dpa: ¿Por qué? ¿Temía a la reacción de los cordobeses?
Muñoz: No, para nada. Los cordobeses son una porción del país. Yo los respeto muchísimo y creo que eso se ve en la película, pero no está pensada nada más para los fans o para Argentina, sino para el mundo (…) La idea era hacer una película basada en el amor y el respeto sin corrernos de las cosas que sucedieron (…) Quería que fuera cordobés porque era importante que pudiera tener el acento cordobés sin que fuese una construcción. En general se tiende a exagerarlo.
dpa: ¿No era un riesgo muy grande darle un protagónico a un no actor?
Muñoz: Y, sí, pero la vida es de los valientes (…) De todas formas el riesgo más grande fue de los productores, que vienen del cine industrial (…) Yo no sabía si a la primera semana de rodaje a Rodrigo le agarraba un ataque de angustia y decía «yo no sirvo para esto, me vuelvo a Córdoba». Podría haber pasado cualquier cosa. Pero la estrella de Rodrigo nos acompañó.
dpa: ¿Tiene miedo de que la encasillen por haber filmado consecutivamente la historia de dos ídolos de la música popular?
Muñoz: No, porque me pareció que era más una necesidad del afuera que mía. Si me encasillan está buenísimo, porque con «Gilda» me fue muy bien y la verdad es que me pareció súper tentadora la oferta (de Fernando Blanco, uno de los productores). Mucha gente me decía: «Cuidado, que vas a quedar encasillada». Y yo les decía: «¿Pero encasillada en qué? Si vengo haciendo biografías hace 20 años». Me encantan los desafíos. Si me encasillaran en esto, igual, que vengan de a uno, que me la banco (risas).
LORENA MUÑOZ (Argentina, 1972) es una directora, guionista y productora de cine y televisión. Dirigió películas como «Gilda» (2016) y documentales como «Los próximos pasados» (2006) y «Yo no sé qué me han hecho tus ojos» (2003), en codirección con Sergio Wolf.
Por Astrid Riehn (dpa)