(EP) – El ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, ha defendido este lunes que la actividad militar del país euroasiático en el Ártico es «legal» y «legítima», si bien ha reconocido que existen «quejar» sobre el despliegue militar de Moscú en la región.
«Vemos quejas sobre el hecho de que Rusia esté desplegando actividad militar en el Ártico», ha señalado Lavrov en una rueda de prensa con su homólogo de Sierra Leona, David John Francis.
«Todo el mundo durante mucho tiempo estaba al tanto de que ese es nuestro territorio, nuestra tierra. Somos responsables de garantizar que nuestra costa ártica sea segura y todo lo que nuestro país hace allí es absolutamente legal y legítimo», ha agregado, según ha recogido la agencia de noticias rusa Sputnik.
Por otro lado, Lavrov se ha referido a la actividad de la OTAN en el Ártico, y ha destacado que, cuando el organismo intenta «justificar su ofensiva, tal vez se trate de una situación ligeramente diferente». En esas circunstancias, además, «surgen preguntas dirigidas a países vecinos de Rusia, como Noruega. «En la reunión ministerial del Consejo Ártico, por supuesto, hablaremos de eso con franqueza», ha avanzado.
La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha intensificado sus misiones de bombarderos estratégicos en el Ártico como parte de una estrategia más amplia del Pentágono para contrarrestar a Rusia y China en la región. A principios de abril, el Departamento de Defensa de Estados Unidos advirtió de que defenderá sus intereses de seguridad en el Ártico frente a las actividades militares y la construcción de infraestructuras por parte de Rusia.
La advertencia llegó después de que la cadena de televisión CNN publicara imágenes que muestra un aumento de la presencia militar rusa en el Ártico.
Por su parte, a mediados de mayo, Rusia denunció la entrada de un submarino del país norteamericano en un puerto de Noruega situado cerca de las fronteras con el país. Rusia rechaza la militarización en curso de Noruega y de sus aliados del bloque militar, pues considera que esas actividades aumentan la tensión en Europa y representan una amenaza para la paz en la región ártica.