(dpa) – Hierbas como el perejil, el berro, el eneldo y demás son bastante más que un condimento y un adorno bonito para la comida. También son muy saludables. «Las hierbas suman puntos por sus sustancias vegetales secundarias, así como por sus vitaminas y minerales», dice Silke Restemeyer de la Sociedad Alemana de Nutrición (DGE).
Las sustancias vegetales secundarias pueden tener efectos antibacteriales y antiinflamatorios en el cuerpo e incluso ayudar a bajar la presión. Además, las hierbas contienen aceites etéreos o esenciales, que se cuentan entre las sustancias vegetales secundarias y le hacen bien al organismo.
«Cuando la albahaca y el tomillo tienen un fuerte aroma quiere decir que tienen un alto contenido de aceites esenciales», explica Daniela Krehl del Centro de Consumidores de Baviera, en Alemania.
Dependiendo del tipo de hierba, los aceites etéreos pueden abrir el apetito o tener un efecto calmante. A veces también evitan los gases.
Estas son las siete hierbas más comunes y sus beneficios:
- Perejil: además de vitaminas C y K, contiene varios minerales como hierro y betacaroteno. El cuerpo transforma este pigmento en vitamina A. De acuerdo con Restemeyer, tiene propiedades antioxidantes y activa algunas funciones del sistema inmunológico.
- Cilantro: el cilantro aporta aceites etéreos que según la DGE abren el apetito y pueden ayudar en el caso de molestias digestivas como sensación de pesadez, gases y calambres gastrointestinales. También contiene vitamina C.
- Albahaca: además de betacaroteno, contiene magnesio y hierro. La albahaca abre el apetito, tiene un efecto diurético y reduce la presión arterial. También tiene fama de ayudar contra problemas digestivos.
- Apio de monte: tiene vitaminas del grupo B, vitamina C y minerales como calcio, hierro y potasio. Esta hierba estimula el apetito y, según la DGE, también es diurética.
- Salvia: sus taninos ayudan a la digestión y evitan las inflamaciones. También pueden inhibir la transpiración. Además, la salvia tiene propiedades antibacteriales y antiinflamatorias.
- Eneldo: el eneldo contiene betacaroteno, pero también vitamina C, calcio y potasio. Según la DGE, esta hierba ayuda a combatir las flatulencias. También favorece la regeneración de las células del organismo.
- Tomillo: aporta hierro y calcio. El tomillo es una hierba bastante popular por su efecto antiviral y expectorante. Se la suele tomar en té para combatir la tos y el dolor de garganta.
Son muy beneficiosas, pero no son snacks
Si se tienen en cuenta todos estos aspectos, está claro que hay buenos motivos para echar mano de las hierbas bastante seguido. Pero ¿sirven la albahaca y demás hierbas como pequeñas colaciones para ir picando de tanto en tanto? ¿Es posible prepararse un pequeño bol para ir consumiéndolas a lo largo del día?
La experta de la DGE Restemeyer es más bien escéptica. «La verdad es que no sacían», afirma. Krehl considera que tampoco sirven como snack,ya que puede ser más bien perjudicial comer demasiadas hierbas a la vez. «Los aceites esenciales presentes en muchas hierbas pueden irritar las mucosas del estómago y causar molestias estomacales», explica.
Sin embargo, bien dosificadas, estas hierbas pueden acompañar muy bien snacks saludables. «Por ejemplo, colocando algunas hojitas de albahaca sobre un pan con queso o acompañando una rodaja de pan negro integral con una mezcla de queso untable con hierbas frescas», señala Restemeyer.
Cómo hacer para que las hierbas se conserven frescas
Es bueno saber que estas hierbas son muy delicadas. Por eso deberían ser consumidas poco después de ser compradas. «Para que se conserven frescas algunos días más se las puede cortar, envolverlas en un paño húmedo y guardarlas en la nevera», afirma Daniela Krehl. Otra opción es colocar las hierbas ligeramente humedecidas en una bolsa de plástico agujereada en la nevera.
Si se quieren conservar las hierbas por más de un par de días, se las puede secar o congelar. Para ello hay que colgar algunas ramitas de hierbas atadas en pequeños manojos como si se colgara ropa en una soga. «Sin embargo, no se pueden secar todas las hierbas», advierte Krehl. Explica que algunas de las hierbas con las que esto no funciona son el berro y el cebollino, por ejemplo.
Antes de congelar las hierbas hay que lavarlas y picarlas bien finito. Luego hay que colocarlas con algunas gotas de agua en una cubetera y congelarlas. Estos cubitos congelados se pueden dejar derretir según necesidad para ser añadidos a guisos o platos con carne.
Por Sabine Meuter (dpa)