(dpa) – La huella ecológica no solamente la dejamos a lo largo de la vida. Que un funeral sea respetuoso con el medio ambiente depende, por ejemplo, de la elección del ataúd o la urna mortuoria.
Por ello, surgen preguntas como qué quiero para mi propia sepultura o cómo deben ser enterrados mis seres queridos, así como qué materiales son los más ecológicos.
La Asociación Alemana de Productos Funerarios aconseja utilizar ataúdes de madera maciza procedentes de explotaciones forestales regionales sostenibles.
Estos son naturalmente orgánicos, se pudren rápidamente en el suelo y, cuando se incineran en el crematorio, la madera además ahorra energía como combustible natural.
Las asas de los ataúdes sostenibles son de madera, cuerda u otro material apto para descomposición. La superficie del ataúd está encerada, aceitada o puede colorearse con un barniz respetuoso con el medio ambiente.
Vestimenta de fibras naturales
Los adornos del interior del ataúd y la ropa del difunto deberían asimismo poder arder lo mejor posible o descomponerse rápidamente. Por ejemplo, la lana de oveja, el algodón europeo o la viscosa, es decir, la celulosa procedente de fibras arbóreas, son adecuados en este caso.
La hilaza tejida a partir de lino francés u holandés es adecuada para mortajas y mantas funerarias. Los materiales de relleno propicios, por ejemplo para un colchón de ataúd, son el cáñamo, la lana de madera o la paja.
Urnas de almidón de maíz o caliza de concha
En la decisión del ataúd adecuado también puede desempeñar un rol adónde este debe ser enviado. En el caso de los de producción regional, el camino de transporte hasta el fallecido será menor, lo que ahorrará combustible y emisiones dañinas al medio ambiente.
Una urna también puede ser biológicamente degradable. Por ejemplo, si está hecha de carbón de haya, almidón de maíz, madera, arcilla o fibras naturales. En cambio, los contenedores para una sepultura en el mar deben ser rápidamente solubles en agua y se fabrican con piedra caliza de concha, cristal de sal, cartón o arcilla.
Los ángeles decorativos, microplásticos en el suelo
La sostenibilidad también debe considerarse en el diseño de la tumba. André Burmester, miembro de la Asociación de Jardineros de Cementerios Alemanes de Burg, cerca de Magdeburgo, comenta que encuentra regularmente diminutos trocitos de plástico en la tierra de las tumbas: restos de figuras decorativas que no resistieron a la intemperie y se rompieron.
Cabe suponer que los plásticos solamente pueden descomponerse muy lentamente, posiblemente no del todo. Permanecen en forma de microplásticos, que son absorbidos por los insectos del suelo o acaban en las aguas subterráneas, por lo que finalmente también terminan en nuestra cadena alimentaria.