Ámsterdam (dpa) – Se le consideraba pendenciero y murió sumido en la pobreza. Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669), o simplemente Rembrandt, es uno de los artistas más célebres de todos los tiempos.
El genial creador de «La ronda de noche» es considerado el máximo representante de la Edad de Oro, momento cumbre de la cultura neerlandesa. En 2019 habrán pasado 350 años desde su muerte, y su vida y su legado se conmemorarán con exposiciones en toda Holanda. Desde su juventud hasta su obra máxima: las seis caras de un genio deslumbrante.
Rembrandt, el joven salvaje: Hijo de un molinero, Rembrandt nació en 1606 en Leiden, y desde allí —al igual que el tulipán, otro símbolo de la Edad de Oro— emprendió una veloz marcha triunfal. En la ciudad de los comerciantes de paños, Rembrandt asistió a la Escuela Latina y, luego de un breve paso por la Universidad de Leiden, comenzó a estudiar pintura en el taller de un maestro local, Jacob van Swanenburg. Completó su formación en Ámsterdam con el pintor Pieter Lastman. En aquel entonces, a comienzos del apogeo de los Países Bajos, ser pintor era una profesión respetable. El joven aprendiz mostró talento y obstinación. Con apenas 18 años de edad, y de regreso en Leiden, ya se había mudado a su propio estudio. En 1631 volvió a Ámsterdam.
Rembrandt y su gran amor. A Rembrandt se le consideraba grosero e impertinente, pero también romántico. Encontró a su gran amor en la ciudad norteña de Leeuwarden, en Frisia. La hermosa y rica hija del alcalde, Saskia van Uylenburgh, también debe haber sucumbido a sus encantos, de lo contrario difícilmente se habría casado en 1633 con este pintor de tan pocos recursos. Saskia se convirtió en la musa de Rembrandt, quien nunca se cansó de pintarla y dibujarla. Sólo uno de sus cuatro hijos sobrevivió: su hijo Titus. Pocos meses después de su nacimiento, Saskia murió de tuberculosis a la edad de 29 años. Rembrandt inmortalizó a su amada esposa en un hermoso retrato que ahora ha regresado a Frisia por primera vez después de 250 años.
Rembrandt y el círculo selecto: Hermosos y acaudalados, Saskia y Rembrandt eran la pareja más famosa de la sociedad de Ámsterdam. Los ricos y poderosos entraban y salían de su mansión en la calle Breestraat. Al joven pintor y a sus numerosos aprendices les llovían encargos de comerciantes, regentes y clérigos. Uno de sus últimos trabajos más importantes fue el lienzo encargado por la milicia de la ciudad de Ámsterdam. Rembrandt pintó el retrato de grupo de la «La milicia del Capitán Frans Banning Cocq», más conocido como «La ronda de noche», mientras su esposa moría.
Rembrandt y el preciado dinero: Pintor a tus pinceles, y no te metas con el dinero. Mejor habría sido si Rembrandt hubiera seguido este consejo: el pintor no tenía idea de finanzas. En los ocho años de su matrimonio, Saskia no solo fue musa y modelo, sino también su representante y contadora. Existe incluso un cuadro del artista con su mujer sosteniendo un libro de contabilidad en la mano. Después de su muerte, los reveses económicos se sucedieron, hasta que en 1656 Rembrandt, en duelo y atravesando una crisis creativa, se vio obligado a subastar todas sus pertenencias. Titus logró rescatar solamente un espejo dorado que, sin embargo, se rompió durante el transporte por los canales. Para mantener alejados a los acreedores después de la bancarrota, Hendrickje, la nueva compañera de Rembrandt, y el propio Titus abrieron su propio negocio de arte, en el que Rembrandt solo figuraba como empleado.
Rembrandt XXL: Después de la muerte de Hendrickje y Titus, el gran maestro murió sumido en la pobreza en 1669. Había creado más de 300 obras. Unos 200 años más tarde, Ámsterdam le construyó una catedral: el Rijksmuseum. El museo alberga obras del artista y de casi todos sus contemporáneos de la Edad de Oro. La obra maestra de la Galería del Honor es «La guardia de noche». El «Rijks», como lo llaman los ciudadanos de Ámsterdam, posee la mayor colección de obras de Rembrandt del mundo y la desembalará completa este año.
Rembrandt en detalle: De carácter pendenciero e irascible, Rembrandt siempre fue considerado un rebelde. Por suerte. Porque esa misma rebeldía le llevó a innovar la pintura convirtiéndolo en el maestro de la luz y la sombra. Ningún otro habría pintado a una milicia como lo hizo Rembrandt. Es decir, no como un simple retrato de grupo, sino como una escena dramática: con un perro que ladra. El lienzo representa el momento en el que el capitán de la compañía da la orden de avanzar. Y hablando del perro: los expertos han constatado un rastro blanco en algunas partes de la pintura que decolora, particularmente, la figura del perro. En julio comenzarán los trabajos de restauración de «La ronda de noche». Los ordenadores y los escáneres buscarán los secretos ocultos de la obra maestra sin sacarla de su sala de honor y ante los ojos del público.
Por Annette Birschel (dpa)