Neuss (Alemania), 29 sep (dpa) – El estado de ánimo de las pequeñas y medianas empresas (pymes) alemanas mantiene una tendencia de deterioro y sigue mostrándose tensionado, a tenor de los resultados de una encuesta difundida por la agencia crediticia Creditreform.
La baja actividad inversora y la escasa propensión al consumo están lastrando el negocio de las pymes germanas, según la agencia. Las pymes muestran «rasgos casi depresivos», según Patrik-Ludwig Hantzsch, jefe de investigación económica de Creditreform.
El estado de ánimo actual es «tan malo como durante la pandemia de coronavirus, cuando nadie sabía lo grave que llegaría a ser», agregó.
El estudio se basa en una encuesta representativa realizada por Creditreform entre más de mil pequeñas y medianas empresas, cuyos resultados revelan que los negocios han sido decepcionantes últimamente, sin ningún impulso económico positivo reconocible.
Un tercio de los encuestados alegó haber sufrido una caída de los pedidos, mientras que solo el 18 % registró un aumento de la entrada de pedidos. Apenas algo menos de una cuarta parte de las empresas lograron aumentar su volumen de negocio en los últimos meses.
Hacía 20 años que el clima empresarial en el sector de las pymes no era negativo durante dos años seguidos, afirmó Hantzsch. «El ambiente positivo de principios de año, difundido por los expertos económicos y el Gobierno alemán, fue desgraciadamente prematuro», añadió.
La situación ha empeorado significativamente en los sectores manufacturero y minorista en particular, según el estudio, que también revela que se ha producido un desplome sobre todo en el sector de la construcción.
Las pymes, que abastecen a la industria, están sometidas a una presión cada vez mayor en la actual recesión económica, y el aumento de las insolvencias es solo el principio, según Hantzsch.
Según la encuesta, casi el 80 % de las pymes están descontentas con la política económica del Gobierno alemán. Desde el punto de vista de las empresas, los problemas más acuciantes son la reducción de la burocracia y la escasez de mano de obra cualificada.
El sondeo muestra que las inciertas perspectivas económicas y la falta de liquidez dificultan la voluntad de invertir: solo el 40 % de las empresas tiene previsto hacerlo. Aunque esta cifra es superior a la del año anterior, según Creditreform es inferior a la media de los últimos años.
La evolución negativa de la economía también ha repercutido en el mercado laboral. Un 21 % de las empresas, y por tanto incluso más que en 2023, redujeron su plantilla. Según las cifras, esto se debe principalmente a la débil situación de los pedidos y a la escasez de mano de obra cualificada. La disposición a contratar en las pymes ha caído, por tanto, a su nivel más bajo de los últimos diez años.
La encuesta también refleja que menos empresas han aumentado sus precios debido a la caída de la inflación: solo alrededor del 30 % ha aumentado sus precios de venta, frente al 40 % del año anterior, mientras que un 10 % ha bajado sus precios.
Entre mediados de agosto y mediados de septiembre se encuestó sobre su situación empresarial y sus expectativas a unas 1.200 pymes, con no más de 500 empleados y un volumen de negocios no superior a 50 millones de euros (55,8 millones de dólares).