París, 8 dic (dpa) – Las fuerzas de seguridad francesas arrestaron hoy a al menos 700 personas en todo el país en las manifestaciones del movimiento «chalecos amarillos», surgido para protestar por la subida de los precios de los combustibles y que se está extendiendo a países como Bélgica y Holanda.
En París, la policía arrestó a 481 personas, de las que 211 permanecen detenidas, explicó el primer ministro galo, Édouard Philippe, tras reunirse con las fuerzas de seguridad y el ministro de Interior, Christophe Castaner.
En todo el país salieron a la calle unas 31.000 personas, 8.000 de ellas en París, según informó el canal France Info citando al Ministerio del Interior. En total se produjeron 700 arrestos.
La Policía utilizó de forma puntual gas lacrimógeno en los alrededores de los Campos Elíseos, donde los manifestantes eran sometidos a una revisión de sus mochilas y bolsos para evitar que introdujeran objetos peligrosos.
Los agentes también emplearon cañones lanzaaguas, después de que grupos de manifestantes intentasen levantar barricadas en el centro de la ciudad, según pudo verse en imágenes de televisión.
Durante la mañana los «chalecos amarillos» intentaron bloquear en varias ocasiones la autovía que rodea París, explicó a dpa una portavoz policial, aunque las fuerzas de seguridad consiguieron contenerlos con rapidez y la situación se mantuvo tranquila. Los manifestantes también bloquearon numerosas carreteras en el resto del país.
Se trata del cuarto fin de semana de protestas en todo el país. La semana pasada se produjeron violentos enfrentamientos cerca del Arco del Triunfo, dejando más de un centenar de heridos.
En este caso fueron movilizados 89.000 efectivos de seguridad en todo el país, 8.000 de ellos en París, reforzados por vehículos blindados de la Gendamería. Las estaciones de metro del centro permanecen cerradas, al igual que muchos comercios, que protegieron sus escaparates.
También fueron suspendidos seis partidos de la primera división y permanecen cerradas varias atracciones turísticas, como la Torre Eiffel, el Museo del Louvre, la Ópera o las catacumbas.
Ante las protestas, el presidente Emmanuel Macron anunció esta semana la suspensión de la subida de impuestos a la gasolina y el diésel durante 2019. Pero algunos cabecillas de los manifestantes insistieron en que de todas formas marcharían por París para exigir otras reformas, como mayores recortes de impuestos y subidas de salarios.
Las encuestas muestran un amplio apoyo ciudadano a los «chalecos amarillos», denominados así por los chalecos de seguridad reflectantes que utilizan durante las protestas.
Uno de los iniciadores de las protestas, Eric Drouet, llamó el viernes a manifestarse en las carreteras y autopistas que rodean las grandes ciudades, «donde no hay nada que romper o destruir» pero pueden «gritar» su indignación. A principios de semana Drouet había sugerido que los manifestantes se dirigirían al Palacio del Elíseo, la sede de la Presidencia y residencia oficial de Macron.
En tanto, las protestas de los «chalecos amarillos» se extendieron a otros países cercanos, como Bélgica y Holanda.
En Bruselas se produjeron algunos enfrentamientos aislados entre la policía y los manifestantes. Unos 500 «chalecos amarillos marcharon hacia el barrio de las instituciones europeas de Bruselas, donde chocaron con el cordón policial, según la agencia Belga.
Un pequeño grupo consiguió romper el bloqueo policial, provocando enfrentamientos en los que se lanzaron botellas y postes indicadores contra los policías, que respondieron con gas lacrimógeno. En tanto, varios cientos de manifestantes bloquearon una importante vía de tráfico en la zona europea. En una calle cercana la policía repelió con camiones lanzaaguas a varios cientos de manifestantes.
La Policía de Bruselas arrestó a un centenar de personas en conexión con las protestas. Las primeras detenciones se produjeron en la estación central de Bruselas y en la zona en el barrio de las instituciones europeas. En el este del país los «chalecos amarillos» bloquearon la autopista E40, que lleva a Francia, obligando a los conductores a desviarse por la ciudad de Adinkerque.
En Holanda protestaron varios cientos de personas contra la creciente brecha entre ricos y pobres. Pedían la dimisión del Gobierno del liberal Mark Tutte, la salida de Unión Europea (UE), una menor edad de jubilación y la abolición de las medidas de protección mediambiental, según informó el diario holandés «Het Parool».
Para hoy había manifestaciones previstas en Rotterdam, La Haya, Maastricht, Eindhoven y Groninga. El primer ministro Rutte mostró el viernes comprensión ante los manifestantes, que en su opinión quieren mostrar su descontento por problemas como la migración y la caída del nivel de vida de la clase media. «Todos llevamos un chaleco amarillo», dijo Rutte, según la agencia de noticias ANP, mostrándose dispuesto al diálogo.