Los datos confirman que la igualdad aún no ha llegado al emprendimiento. Las mujeres apenas representan un 34,5% del total de personas autónomas y la dimensión económica de sus empresas suele ser menor. Sin embargo, la creciente tendencia emprendedora femenina está generando un cambio que promete ser imparable. Como muestra, el último informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), según el cual, la diferencia que separa a mujeres y hombres emprendedores ha disminuido un 30% en los últimos años. Y la introducción de muchas de estas mujeres en el mundo de los negocios se hace por un camino alejado del modelo masculino tradicional, desarrollando proyectos mucho más próximos a su historia personal, vinculados a sus aficiones.
Mireia Solsona es un ejemplo de esta audacia femenina. Hace poco más de una década decidió “apostar fuerte por mi sueño” y hoy es en sí misma una marca consolidada. Por un lado, gracias a su firma de vestidos convertibles Mimètik Bcn, en Etsy, la plataforma online de productos handmade. Por otro, a través de su curso online de formación para artesanos, E-School, donde impulsa a otros emprendedores a arrancar su negocio.
Arquitecta de formación, supo hacer de la crisis económica una oportunidad para desarrollar su vocación creativa y emprendedora: “Empecé a trabajar en 2007 como arquitecta, compaginando esa labor con mi hobby, mi marca de vestidos convertibles Mimètik Bcn”. Cuando el despacho se vio obligado a cerrar por la crisis, se lanzó, con entusiasmo, a perseguir su sueño. “Con el asesoramiento de un programa de emprendedores, conseguí profesionalizar mi proyecto”, observa.
Muchas barreras en el camino
Pese a lo que pueda parecer, también en estos primeros pasos del emprendimiento existen discriminaciones entre hombres y mujeres. “Emprender no debería ser cuestión de género, pero la realidad es otra”, explica Amparo Galán, también emprendedora handmade y que hoy desarrolla con éxito su marca en Etsy . “La brecha salarial y las dificultades para ascender dentro de una empresa hacen que las mujeres dispongamos de menor capital inicial a la hora de emprender. Y si a esto le sumamos las barreras culturales, sociales y de conciliación, encontramos un panorama muy desigual”, señala Amparo.
Sin embargo, la mujer emprendedora ha demostrado una extraordinaria capacidad para superar los obstáculos. Así lo indican las estadísticas. Desde el inicio de la crisis, nueve de cada diez personas autónomas que han dejado de serlas son hombres. Una perseverancia aún más meritoria si se tiene en cuenta la mayor dificultad de las mujeres para acceder al crédito, además de la necesidad de salvar diversos escollos sociales.
“Cuando un hombre se dispone a ejecutar su idea de forma empresarial, hay un ambiente de respeto a su alrededor”, señala Mireia Solsona. “En cambio, es más frecuente que el entorno no responda del mismo modo cuando se trata de una mujer. El hecho de que se vea más como un problema que como algo positivo, creo que tiene un punto de discriminación”, indica.
Enseñar a emprender
Por ello, desde su experiencia, Mireia centra buena parte de sus esfuerzos en mostrar a otras mujeres que el éxito está en sí mismas, en su actitud y su creatividad: “Creo que el secreto es mostrar tu autenticidad e interés para que otras mujeres se empoderen y vean que es posible vivir de su sueño, de su marca handmade. Explicando mi caso, con mi marca de vestidos de novia Mimètik Bcn, muchas mujeres sienten que ellas también quieren hacer un cambio en sus vidas, dar un paso adelante y vender a nivel internacional”.
“Yo les enseño cómo hacerlo, paso a paso, sin necesidad de tener conocimientos empresariales y sin complejidades. El hecho de haberlo conseguido con mi marca, empezando desde cero, y de explicar exactamente cómo lo he hecho, con qué medios, estrategia y equipo, da la confianza por pensar que es posible ser mujer emprendedora y huir del prototipo masculino de empresario”, asegura.