(dpa) – Cuando se sale a correr de noche es muy importante iluminar bien el camino. Esto es especialmente importante cuando el camino no transcurre sólo por calles iluminadas con luces.
Para estos casos, lo ideal es una lámpara de frente, que permite no sólo ver, sino también ser visto. Esto permite que los corredores se vuelvan también más visibles para los ciclistas, ya que las bicicletas no cuentan con luces tan potentes como los autos.
La potencia de la lámpara dependerá de con qué fin se usa y es también una cuestión de percepción. Lo que para algunos puede ser demasiada luz, para otros puede ser demasiado oscuro. De acuerdo con los especialistas, las lámparas con 100 lumen brindan para la mayoría de las personas un resultado satisfactorio.
Iluminar lo suficiente hacia adelante
Es importante que se pueda ver bien hasta donde llega la vista. Por eso es importante que una buena lámpara de frente permita identificar que hay a diez metros de distancia. Por este mismo motivo, el cono de luz no deber ser demasiado pequeño, sino más bien amplio.
Quien usa anteojos o gorro cuando sale a correr debería comprobar a la hora de comprar la lámpara de frente si esta ajusta bien.
Otra alternativa son las lámparas que se ajustan a la cintura con un cinturón o que se llevan sobre el pecho. Una de las ventajas de estas lámparas es que no se ilumina a los demás directamente en la cara cuando se está de a dos o en grupo, algo que puede ser bastante desagradable con las claras lámparas LED.
En comparación con la lámpara de la frente, la de cadera y pecho arroja una luz distinta porque no se proyecta desde arriba. Esto hace que en el caso de objetos más grandes, la sombra sea también algo más grande, lo que por otro lado no es verdaderamente una desventaja.