(dpa) – El viaje hacia una de las maravillas naturales más fascinantes de Sudamérica comienza, sorprendentemente, en un cementerio de trenes. Es algo extraño, pero de alguna manera está bien. Alguna vez, imponentes trenes a vapor transportaron plata, minerales y sobre todo sal desde el Salar de Uyuni, el desierto de sal más grande del mundo, hacia la costa del Pacífico en Chile.
En Europa, estos ejemplares del siglo XIX serían las estrellas de cualquier museo de trenes. Pero aquí, en los alrededores de Uyuni, un modesto pueblito boliviano de mochileros a 3.670 metros de altura, las viejas máquinas de vapor se oxidan al aire libre. Los turistas se trepan a ellas buscando la mejor posición para tomarse una selfie original.
«Este lugar es una locura», dice Carmen, que se quiere sacar algunas fotos con su novio Christopher. Los dos estudiaron juntos en la ciudad alemana de Augsburgo. Antes de lanzarse al mundo del trabajo, todavía quieren viajar tres meses por Latinoamérica.
El guía, Marco Arancibia, los llama a ellos y al resto del grupo para que regresen al vehículo todoterreno. Según les dice, aún les queda un largo día por delante.
Antes llamas, ahora camiones oxidados
Después de unos pocos kilómetros se llega a Colchani, la puerta de entrada al desierto de sal y centro de la obtención de sal. En una pequeña empresa familiar, Marco explica cómo se elabora la sal. Hace más de 100 años, la gente ya desprendía enormes bloques de sal en esta zona y los transportaban sobre llamas hasta los mercados de los alrededores.
La sal se sigue obteniendo hasta hoy en día de manera bastante tradicional. Primero se forman pequeñas montañas con palas para que se seque. Eso sí: las llamas fueron reemplazadas ahora por camiones algo oxidados.
Colchani, en tanto, es la última localidad en la que se pueden comprar snacks y agua antes de que comience el blanco interminable.
Un campo de sal que parece infinito
Marco se coloca sus anteojos de sol y aconseja a todos hacer lo mismo que él. Llega el momento de adentrarse en el desierto de sal. El guía acelera. La costra de sal rechina bajo las ruedas de la Toyota Land Cruiser.
«En realidad no es un desierto, sino un lago de sal de unos 140 kilómetros de largo y 110 kilómetros de ancho sobre el que se formó una costra de sal de un metro de grueso», explica Marco mientras maneja. Esto da una superficie de 10.600 kilómetros cuadrados, lo que hace del Salar de Uyuni el desierto de sal más grande del mundo.
En temporada de lluvias, entre diciembre y marzo, este desierto de sal se transforma de nuevo en una especie de lago con el agua hasta las rodillas, que convierte esta costra de sal del salar en el mayor espejo del mundo. Un paisaje impactante en el que se funden el cielo y la tierra y donde parece que se estuviera caminando entre las nubes.
Islas negras en un mar blanco de sal
Una vez que uno se adentra en el desierto o lago, según se lo quiera llamar, una serie de islas negras se elevan sobre este horizonte de sal. No se trata de fatas morganas, sino de restos de actividad volcánica.
La isla de Incahuasi tiene casi 100 metros de altura y ofrece vistas indescriptibles del salar. Está llena de cactus de hasta 12 metros de alto. Si se tiene en cuenta que los cactus crecen en promedio un centímetro al año, esto significa que se trata de ejemplares muy antiguos.
¿Cuánto tiempo seguirá intacta esta maravilla de la naturaleza? ¿Será declarado el salar parque nacional, como está previsto? El guía, Marco, no está muy seguro. Bolivia es un país pobre y debajo de la sal duerme un tesoro, una de las reservas de litio más grandes del mundo. Este costoso mineral es muy importante para la producción de baterías para teléfonos inteligentes, tabletas y autos.
Un sorprendente paisaje fantasmal
A la mañana siguiente, el itinerario obliga a arrancar nuevamente temprano. El camino se va alejando del salar y atraviesa paisajes áridos de piedra y desiertos.
Por fuera de esta zona la vida renace nuevamente. Manadas de vicuñas pastan en este paisaje irreal. Desde la cumbre del volcán Ollagüe, de 5.870 metros de altura, que marca la frontera con Chile, asciende una columna de humo.
A más de cuatro kilómetros de altura, la Laguna Colorada brilla con su color rojizo bajo el sol del mediodía. Esta laguna se encuentra en el Parque Nacional Eduardo Avaroa. Su aspecto idílico contrasta con el área desértica conocida como Sol de Mañana, repleta de géiseres.
Este paisaje se asemeja al del país ficticio de Mordor, de «El señor de los anillos». Hace mucho frío. Nubes malolientes de azufre flotan sobre el campo humeante de géiseres. En todas partes sisea y burbujea. En algunos sitios estallan burbujas de barro.
Sin embargo, la tierra cercana recalentada por el volcán también puede ser fuente de diversión: bajando la pista de arena hasta los 4.400 metros se llega a las Aguas Termales de Polques. Con 0 grados de térmica, requiere cierto coraje ponerse el traje de baño. Pero el frío pasa apenas uno se sumerge en las aguas a 38 grados y comienza a admirar desde allí el cielo estrellado sobre el desierto de Bolivia.
Información: Salar de Uyuni
Llegada: muchas aerolíneas vuelan a las ciudades bolivianas de La Paz o Santa Cruz. Desde allí hay que tomarse un avión de la aerolínea BoA o viajar 12 horas en autobús hasta Uyuni.
Ingreso: para entrar a Bolivia hace falta contar con un pasaporte con una vigencia mínima de seis meses -salvo los residentes en países sudamericanos, que pueden ingresar con cédula de identidad- y un certificado de vacunación contra el coronavirus o un test negativo de coronavirus que no puede tener más de 72 horas (test PCR) o 48 horas (test rápido de antígenos) de antigüedad. Los turistas también deben presentar un seguro de salud que cubra un tratamiento por covid.
Mejor época para viajar: se puede visitar el Salar de Uyuni durante tod el año, aunque la mejor época es en primavera (abril y mayo) y otoño (septiembre a noviembre).
Cambio: 10 bolivianos equivalen a 1,36 euros ó 1,45 dólares. En muchos lugares también se aceptan dólares como medio de pago. También suele ser posible pagar con tarjeta de crédito.
Viajes organizados: en Uyuni hay numerosas empresas de viajes organizados, que ofrecen desde excursiones de un día a otras de tres. Lo mejor es hacer los tours de 3 días por hasta 150 dólares. Todos visitan las mismas atracciones. La calidad de la comida, de los alojamientos y de los jeeps varía bastante.
Empresas turísticas recomendadas: www.worldwhitetravel.com, www.saltydesert-uyuni.com, www.quechuaconnection4wd.com, www.cordilleratraveller.com
Por Manuel Meyer (dpa)