Montreal (Canadá), 12 ago (dpa) – Las aspiraciones del alemán Alexander Zverev de lograr un gran triunfo en el US Open comienzan con dudas sobre su salud, tras su decepción en los Juegos Olímpicos y su eliminación en cuartos de final en el Masters 1000 de Montreal.
El medallista de oro en los Juegos de Tokio de 2021 querría que su viaje a Norteamérica terminara con su primer título de Grand Slam en la final del US Open el 8 de septiembre.
Pero tras sus preocupantes declaraciones en París y su tos en Montreal, la pregunta es si el tenista, de 27 años, está lo suficientemente en forma para el gran éxito de verdad. O si podrá ponerse en forma en los próximos días.
«A veces no puedo respirar», se quejó Zverev tras su eliminación en Montreal. El jugador nacido en Hamburgo tosió repetidamente entre peloteos durante su derrota por 7-6 (7-5), 1-6 y 6-4 contra el estadounidense Sebastian Korda, que posteriormente perdió su semifinal.
El circuito de tenis, aún más apretado de lo habitual debido a los Juegos Olímpicos, no le dejó tiempo para el descanso. La próxima cita del ATP Tour continúa esta semana en Cincinnati.
Como cabeza de serie número tres, Zverev quedó exento de la primera ronda y accedió directamente a la segunda ronda, que jugará este miércoles o jueves. A continuación, dentro de quince días, el 26 de agosto, comienza el US Open, la última oportunidad para Zverev esta temporada de convertirse en campeón de un torneo de Grand Slam.
El hecho de que haya logrado más victorias que ninguno de sus rivales esta temporada (49) demuestra que está teniendo un año fuerte hasta el momento. Pero también subraya la tensión.
Incluso después de su derrota en cuartos de final de la competición olímpica de tenis bajo el calor reinante en París, su salud era un misterio. Decía cansarse mucho más rápido de lo habitual, necesitar descansos más largos y, a veces, ver «cuatro pelotas» que se le venían encima.
«Si me siento como me siento en este momento y como me he sentido esta semana, entonces no puedo ganar un torneo como este», dijo en París.
El número cuatro del mundo anunció que se haría un análisis de sangre para saber qué le pasaba, pero luego siguió viaje. En casa solo se tomó tres días de descanso. Diez días después de su derrota por 7-5 y 7-5 ante el italiano Lorenzo Musetti en París, no solo cambió de continente, sino que llegado el último día de los Juegos Olímpicos ya había jugado otros tres partidos.
Su cuerpo a menudo le ha jugado en contra. No solo por la grave lesión que sufrió en el pie durante el Abierto de Francia de 2022, que le tuvo fuera de las canchas durante meses. También problemas en el muslo le limitaron en las semifinales del Abierto de Francia de 2023.
A principios de temporada de este año, en el Abierto de Australia, una infección y la fiebre le debilitaron cuando estaba cerca de alcanzar la final. En Wimbledon, se lesionó la rodilla a principios de julio cuando estaba en plena forma. En el torneo olímpico, la lesión aún no se había curado del todo.
En Montreal, en un partido contra Korda en el que a veces dominó y a veces flaqueó, a su tos se unieron problemas con su saque que hacía tiempo que no se veían. Once dobles faltas -aunque en condiciones de viento- recordaron a años anteriores, en los que su saque arruinó muchos partidos.
«Cuando ves sus resultados, cuando ves su juego, todo lo que ha conseguido en este deporte hasta ahora, sin duda se merece un título de Grand Slam», dijo recientemente el serbio Novak Djokovic sobre Zverev. Si el considerado mejor tenista alemán vuelve a estar en forma, volverá a ser uno de los favoritos en Nueva York.
Por Kristina Puck (dpa)