LÅNAN (dpa) – Alrededor de la Pascua, los patos de flojel, muy apreciados por su excelente plumón, vuelan a la isla de Lånan, situada cerca del círculo polar ártico, para buscar sitios donde hacer sus nidos. Casitas de madera, tan pequeñas como una caja de embalaje o tan grandes como una perrera. Los habitantes de Lånan preparan estos nidales en marzo.
Las hembras ponen hasta seis huevos, que incuban durante unos 28 días. Las hembras y los machos cuidan de sus crías durante siete semanas. Los habitantes de Lånan vigilan atentos las familias de patos, cuyos enemigos naturales son las águilas marinas y los visones.
Alrededor del solsticio de verano en junio, los patos y sus crías, que ya pueden volar, abandonan la isla rocosa de 800 metros de largo y 500 metros de ancho, del archipiélago de Vega, situado 30 kilómetros al noroeste del municipio de Vega, en el Atlántico Norte. «El año pasado teníamos unos 800 patos. La población es relativamente estable», dice Hildegunn Nordum, de 61 años, que junto con su familia vive con y de los patos de flojel desde hace generaciones.
Debido a esta relación única entre los patos salvajes de flojel y el ser humano, que existe desde hace más de 1.000 años, el archipiélago de Vega con la isla de Lånan fue en 2004 el primer paisaje noruego modificado por el hombre en ser incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
«Los patos de flojel son bastante exigentes. A veces pasan diez años hasta que aceptan una nueva casita construida para ellos», explica el esposo de Hildegunn, Erik Nordum, de 59 años. ¿Por qué? Nadie en Lånan lo sabe. También es un misterio por qué algunas parejas de patos buscan durante el tiempo de reproducción una casita para una sola familia mientras que otras prefieren la convivencia con otros patos. Cuando los patos abandonan la isla, los valiosos plumones en los nidos se recogen para hacer con ellos colchas sumamente ligeras.
Cuando los patos y sus crías han abandonado Lånan, comienza la temporada turística. En julio y agosto, el barco de pasajeros «Kingen» sale del puerto de Nes, en Vega, para llevar a los turistas a Lånan. Durante la caminata en la isla, que pasa junto a los nidales, los isleños hablan de su vida con los patos salvajes de flojel. Al final de la excursión se sirve café con gofres en un pequeño cobertizo convertido en museo.
En la isla de Vega, los turistas buscan en vano patos de flojel y se sienten decepcionados. «Ya en la década de los 20 desaparecieron aquí los patos», cuenta Tor-Kristian Lindrupsen, de 34 años, quien dirige el museo de patos E-Huset. En aquel entonces llegaron a Vega visones americanos, que diezmaron la población de patos.
Actualmente, el museo E-Huset en Nes muestra muchas imágenes y documentos históricos, así como aperos de las islas situadas frente a la costa norte de Noruega. También merece la pena visitar el Centro del Patrimonio Mundial Lille Lånan (pequeña Lånan), que ofrece a los visitantes información sobre la flora y fauna rigurosamente protegidas en las 6.500 islas situadas frente a la costa de Helgeland. Solo 80 de las pequeñas islas están pobladas, algunas de ellas, como Lånan, solo durante los meses de verano.
Vega es la isla principal del archipiélago, de 1.037 kilómetros cuadrados, situado frente a las ciudades costeras de Brønnøysund y Sandnessjøen, a unos 900 kilómetros de Oslo. Solo poco más de 1.200 personas viven allí: productores de leche, criadores de cerdos y pescadores.
«Cuando fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 2004, las islas de golpe se dieron a conocer», dice la directora de la oficina local de turismo, Hilde Wika. En Vega hay opciones de alojamiento en casas privadas y en un camping. El «Havhotell» en Viksås es el único hotel en la isla y en verano ya está completamente reservado con semanas de antelación.
En vista del aumento del número de turistas, a Wike le preocupa el futuro de la isla, un difícil equilibrio entre una naturaleza sensible y un turismo lucrativo. Un problema son los turistas con autocaravanas, que dejan su basura en los lugares más bonitos de Vega. El archipiélago tiene mucho que ofrecer a quienes les gusta ir en bicicleta, caminar, pescar en alta mar o navegar en kayak.
Entre tanto, Tor-Kristian Lindrupsen ha terminado su visita guiada para turistas en el museo de los patos E-Huset y pregunta: ¿Alguién sabe cuánto cuesta una colcha de plumón de Lånan? Nadie sabe la respuesta correcta. «Como mínimo unos 4.000 euros». Ustedes deberían comenzar ahora a ahorrar dinero para comprar una».
Información básica: El archipiélago de Vega
Cómo llegar: En avión vía Oslo a Trondheim y desde allí con la compañía regional Widerøe a Brønnøysund. Después, en coche de alquiler al ferry en Horn, que tarda 50 minutos en llegar a Vega.
Cuándo viajar: Entre mayo y septiembre. Algunas reservas naturales están cerradas al público durante el tiempo de reproducción (del 15 de abril al 31 de julio).
Moneda: Un euro equivale a unas 9,50 coronas, un dólar a unas 1,20 coronas (13 de junio de 2018). En Noruega también se pueden pagar con la tarjeta de crédito pequeñas cantidades de dinero.
Alojamiento: Un habitación doble en el hotel cuesta por noche entre 1.390 y 1.790 coronas (entre 147 y 190 euros). Los precios de las casas de vacaciones arrancan desde unas 700 coronas por noche (74 euros).
Informaciones turísticas: Vega, Gladstad, N-8980 Vega (Tel. +47/75 035388 y +47/479 07132, email: post@visitvega.no, www.visitvega.no).
Por Bernd F. Meier (dpa)