Aquella mañana fría de agosto iba caminando por la carretera R639 con un vaso de café para llevar, había aparcado el coche en un lugar adecuado y me dispuse a caminar unos 800 metros porque quería rememorar la primera vez en 1991 cuando llegué a Cashel un pueblo encantador del condado de Tipperary y me enamoré no solo de Irlanda y de su gente, también del hermoso pueblo del que os voy a hablar, pero sobretodo de un icono en la historia y el paisaje del país “The Rock of Cashel” – “CarraigPhádraig” en gaélico (idioma que intenté aprender en su momento).
La Roca de Cashel o Cashel de los reyes como también llaman a la gran roca, domina desde las alturas el gran valle dorado. A medida que me iba acercando mis ojos se llenaron de lágrimas por la emoción, habían pasado muchos años desde la última visita y allí estaba ella, esa gran amiga de piedra, testigo de tantísimas cosas, hechos históricos, romances, guerras y besos robados, aun ahora mientras escribo este texto me emociono de recordar ese momento.
La emoción del momento no solo me trajo a la mente grandes tiempos en el pueblo también a personas a las cuales agradezco mi amor intenso por la isla esmeralda como Joe Irwin mi mentor y guía por esas tierras mágicas que en paz descanse o Dick Ivers al que yo llamaba en 1998 mi papá irlandés que en paz descanse también.
Gracias a Joe mi afición por la lectura y por la historia creció enormemente a lo largo de los años y me llevo a leer e investigar sobre muchísimos lugares de mi segundo hogar, esa isla más fría y lluviosa que Asturias, pero con un verde tan intenso que parece irreal.
La Roca de Cashel desde el siglo IV fue testigo de numerosos hechos históricos del país, fue residencia del rey de la provincia de Munster, Conall Corc, el cual lo convirtió en el centro del poder real durante los siguientes 700 años, Irlanda no perteneció al imperio romano con lo cual el cristianismo tardó en llegar a la isla, fue entonces de la mano del famoso San Patricio cuando en el 432 llegó a predicar a Irlanda y en el 470 llegó a Cashel donde fue recibido por el rey Angus que fue el primero de su linaje en recibir el bautismo, la cruz celta que está situada en el centro del pueblo cuenta ese pasaje histórico.
Para explicar a los paganos la idea de la trinidad San Patricio utilizó un trébol de tres hojas (padre, hijo y espíritu santo) que más tarde se convirtió en uno de los símbolos del país.
La Roca también fue sede del único rey supremo que tuvo Irlanda, Brian Boru, que derrotó en la batalla de Clontarf en el 1014 a los vikingos, en el año 2014 estuve en Irlanda en las celebraciones del milenio de dicha batalla.
Desde tiempos del gran rey, la roca fue cedida a la iglesia, quemada en numerosas ocasiones, abandonada a su suerte como pasa con muchos monumentos, pero desde 1869 que comenzaron las obras de restauración que a día de hoy también continúan a lo largo de estos años.
A día de hoy es uno de los lugares más visitados del país por turistas de todas partes del mundo, desde lo alto se puede ver también una abadía cisterciense muy interesante que se llama Hore Abbey del siglo XIII a la que se puede llegar dando un paseo y de la que os hablaré en otro artículo.
Natalia Bermúdez