Berlín (dpa) – El pianista y director de orquesta Daniel Barenboim y el intelectual palestino-estadounidense Edward Said tuvieron una idea en 1999: reunir a jóvenes músicos de países árabes e Israel en un foro destinado al diálogo y a la música.
Dos décadas más tarde, la West-Eastern Divan Orchestra (WEDO), la Orquesta del Diván de Occidente y Oriente se ha convertido en una presencia significativa en el panorama internacional, tanto en la música como en la política.
Ya sea ejecutando un programa especial para el papa o en la Franja de Gaza, en La Scala de Milán o en el Carnegie Hall de Nueva York, desde su creación en la ciudad alemana de Weimar, la orquesta ha ofrecido más de 300 conciertos en 30 países; más de 800.000 personas han asistido a las actuaciones. Barenboim continuó solo con el proyecto tras el fallecimiento de Edward Said en 2003.
En ocasión del vigésimo aniversario y como broche de oro de una gira conmemorativa por varias ciudades europeas, la orquesta ofreció, con Barenboim al piano, un concierto de celebración en la Filarmónica de Berlín, que contó como invitados con la violinista alemana Anne-Sophie Mutter y el violonchelista estadounidense Yo-Yo Ma.
«Cuando fundamos la orquesta junto con Edward Said en 1999, el 60 por ciento de los músicos nunca había tocado en una orquesta y sólo unos pocos habían escuchado una orquesta en vivo en sus vidas», relató Barenboim a dpa.
La orquesta y los talleres anuales, que llevan el nombre de la colección de poesías de Johann Wolfgang von Goethe «Diván de Oriente y Occidente», fueron creados con el afán de promover la coexistencia de árabes e israelíes.
La idea ya ha dejado hace tiempo de ser una utopía: «La orquesta existe», enfatiza el músico de 76 años, aclarando que tampoco es «una orquesta por la paz», como se la denomina a menudo: «No es algo que podamos garantizar».
Añade que, sin embargo, el «Diván» sí que demuestra algo importante: «Si creamos una situación de igualdad, los árabes e israelíes pueden construir algo juntos, siempre que ambos tengan los mismos derechos y la misma responsabilidad».
Cientos de jóvenes músicos de renombre han comenzado su carrera musical en la WEDO, entre ellos la clarinetista israelí Shirley Brill, el pianista palestino-israelí Saleem Ashkar y el hijo de Barenboim, Michael, durante mucho tiempo concertino de la Orquesta del Diván y hoy un violinista de éxito.
Sin embargo, tras 20 años de trayectoria, el balance de Barenboim tiene luces y sombras. «Hasta la fecha, tanto Israel como la mayoría de los países árabes han vetado la actuación de la orquesta en su territorio». El virtuoso explica que tanto árabes como israelíes se oponen a la orquesta y la idea que representa.
Barenboim ha hecho muchos enemigos a causa de su proyecto de vida, entre ellos el Gobierno israelí, que no ve con buenos ojos la postura del músico en cuanto al conflicto en Oriente Medio.
«No se trata de un conflicto político impulsado por disputas, por ejemplo, por fronteras, agua o petróleo, sino de un conflicto que sólo puede resolverse a nivel humano. Y para eso no hay una solución militar «, asevera el aclamado director de orquesta.
Daniel Barenboim, desde 1992 director musical de la Ópera Estatal de Berlín, tiene pasaporte palestino, y sus empeños a favor del diálogo entre israelíes y palestinos fueron reconocidos por estos últimos. Sin embargo: hasta el día de hoy los esfuerzos de la orquesta por tocar en los Territorios Palestinos han sido en vano.
Pero para el director argentino-israelí esto también significa: «Si ambos bandos nos atacan es porque algo estamos haciendo bien. Me preocuparía si fuese de otra manera».
La labor de la orquesta inspiró en 2015 la creación en Berlín de la Academia Barenboim-Said. El centro, destinado a formar y promover jóvenes talentos árabes e israelíes, tiene su sede en el antiguo almacén de utilería de la Ópera Estatal de Berlín.
Desde 2017, el edificio aloja la nueva Sala Pierre Boulez, rediseñada por el arquitecto Frank Gehry y utilizada por la academia como sala de conciertos propia.
«A veces pienso que una orquesta fija sería mejor, más estable», dice Barenboim. La fluctuación de miembros, sin embargo, le dio a cientos de jóvenes talentos la oportunidad de crecer y aprender al lado de los mejores músicos. Hoy en día, el 85 por ciento de los integrantes de la Orquesta del Diván son miembros a largo plazo.
A pesar de su edad, Barenboim sigue viajando con el conjunto por todo el mundo. Pero todavía tiene un sueño: «Actuar en Tel Aviv y Ramala», dice, pero luego añade melancólicamente: «Lamentablemente, la realidad nunca me dará la razón».
Por Esteban Engel (dpa)