(dpa) – Del museo sobre el río a la espectacular Havenhuis: con el Eilandje, Amberes recupera su antiguo puerto. Y este barrio, antaño de mala reputación, está ahora de moda.
La zona en torno al puerto viejo fue durante mucho tiempo un lugar de mal renombre. Con sus almacenes vacíos, depósitos, muelles y prostitutas, conducía casi a la perfección hacia el histórico y turístico casco antiguo, con su mundialmente famosa Catedral de Nuestra Señora.
Pero incluso los residentes lo eludían. Algo que cambió hace ya tiempo. En menos de diez años, la antigua zona portuaria pasó de ser un barrio sórdido a convertirse en «the place to be».
En un artículo publicado en 2018, el periódico británico «The Independent» nombró a Eilandje uno de los diez barrios más de moda de Europa.
La pequeña isla Het Eilandje se ubica en el norte de la ciudad. Los almacenes y depósitos fueron reconvertidos en centros culturales, pop-ups creativos, clubes modernos, restaurantes y lofts.
El motor inicial para esta metamorfosis del viejo barrio del puerto fue el Museum aan de Stroom (MAS), que se encuentra ubicado sobre el río.
Desde 2011, con sus más de 60 metros de altura, el museo de color marrón rojizo se eleva en espiral desde el Bonapartedok. Allí alberga las colecciones históricas, étnicas y marítimas de la ciudad.
Unos diez años después, la llamativa construcción es el emblema del Eiandje, y algo así como un gran escenario para el desarrollo citadino.
El alcalde Bart De Wever lo define así: «Intentamos transformar una ciudad que vivía dándole la espalda al agua en una ciudad que viva de frente al agua». Además del rediseño del paseo marítimo, también la remodelación del antiguo puerto es parte del proyecto.
El Eilandje es tan grande como 242 campos de fútbol. De las 170 hectáreas, alrededor de un tercio son superficies de agua en los docks.
Los más antiguos son Bonapartedok y Willemdok, restos de un tiempo en que la ciudad estaba bajo dominio francés. Allí donde Napoleón quiso erigir una base militar, De Wever ve posibilidades de recuperación. Quiere que, en un futuro cercano, allí se pueda nadar y andar en kayak.
El MAS no puede pasarse por alto, y esto no solamente tiene que ver con su altura. Cada piso del museo torre parece un contenedor como los que se apilaban todavía hace algunos pocos años en el muelle. Y cada piso se gira en 90 grados. Galerías onduladas de cristal ofrecen vistas sorprendentes y cambiantes de la ciudad flamenca.
El Havenhuis es otro punto de atracción. Se trata de la nueva sede de las autoridades portuarias y se ubica en Kattendijkdok. El proyecto procede de Zaha Hadid.
La arquitecta estrella, de origen británico-iraquí, colocó sobre un antiguo parque de bomberos una superestructura que parece flotar sobre el edificio como el casco de un velero.
Su superficie facetada brilla como un diamante. Un dedo que apunta al siglo XVI. Amberes es el mayor centro diamantífero del mundo desde hace más de cinco siglos. Este espectacular edificio únicamente puede visitarse con un guía, incluido el mirador.
Desde aquí, llega a verse toda la islita: Bonapartedok, Willemdok, Kattendijkdok, Kempischdok, Asiadok, Oude Dokken, Cadix y Montevideo.
En el barrio de Montevideo se encuentra el Red Star Line Museum, una visita imprescindible. Se sitúa en los antiguos edificios de la compañía naviera del mismo nombre, fundada en 1872.
El museo se inauguró en 2013, en cierto modo como contrapartida del Museo de la Inmigración de Ellis Island de Nueva York. Porque fue en Amberes donde comenzó la partida hacia un nuevo mundo para muchas personas, principalmente emigrantes y refugiados.
Montevideo y Cadix son los nombres que recuerdan los puertos de escala desde Amberes. Ambos subbarrios se encuentran aún inmersos en un proceso de metamorfosis.
Las residencias de lujo se disparan desde el suelo y con Droogdokkeneiland y Schengenplein aparecieron enormes superficies verdes. Pero tampoco el aspecto culinario se queda atrás.
La Brasserie La Pipe d’Anvers, en Cadixstraat, con su gulash a la cerveza flamenca, el tradicional plato belga de ternera estofada, hace tiempo que dejó de ser una recomendación secreta.
Tampoco lo es Instroom, en Droogdokkenweg, un proyecto gastronómico para refugiados. Bajo la supervisión del gran chef belga Seppe Nobels, los solicitantes de asilo celebran una cocina multicultural que trajeron consigo de su tierra natal.
En la Indiestraat, en el muro del muelle oriental de Kattendijkdok, se encuentra un popular punto de atracción: la Brouw Compagnie. Johan Van Dyck abrió esta cervecería independiente en 2017 y es uno de los pioneros que se instalaron aquí.
La cervecería es conocida por la histórica Antwerp Seef Bier, así como por la Bootje’s Bier, una cerveza elaborada en homenaje a la Red Star Line. La Seef Bier estaba olvidada desde hacía tiempo.
Que esta zona estaría de moda es algo que hace unos 15 años aún era realmente difícil de imaginarse, admite Marie Juliette Marinus, la archivista de la ciudad de Amberes.
Desde comienzos de los ’90, examina y selecciona documentos e imágenes de la ciudad, que sin sus alrededores cuenta con unos 500.000 habitantes y, sumando los suburbios, llega a unos 1,2 millones.
«La decadencia del barrio comenzó en los años ’60, con la extensión del puerto hacia el norte», comenta. Según puede verse en un mapa en el archivo, detrás del Eilandje se extiende el nuevo puerto, medio siglo después, sobre una superficie equivalente a tres cuartas partes del principado de Liechtenstein. Es el segundo mayor puerto de Europa, después de Rotterdam y por delante de Hamburgo.
El archivo de la ciudad se encuentra desde 2006 en los pisos superiores del Felix Pakhuis en el puerto deportivo Willemdok. Donde hoy se atesoran 30 kilómetros de documentos, antes se almacenaba café, granos y quesos. En la actualidad, el Felix Pakhuis, construido en 1860 como almacén, con su pasillo central acristalado de 77 metros de largo, es un monumento nacional protegido.
Informaciones sobre Amberes:
Turismo Flandes-Bruselas: Correo electrónico: info.de@visitflanders.com; Página web www.visitflanders.de)
Por Sabine Glaubitz (dpa)