(dpa) – En el vestíbulo de la Cámara de los Comunes, en el Parlamento del Reino Unido, los grandes personajes británicos del siglo XX están expuestos sobre pedestales de bronce.
A lo largo del hall central destacan David Lloyd George, el primer ministro británico durante la Primera Guerra Mundial; Winston Churchill, figura clave durante la Segunda Guerra Mundial en la lucha contra Hitler y el nazismo; Clement Attlee, fundador del estado de bienestar y la primera ministra Margaret Thatcher, conocida como la «dama de hierro».
Durante la visita, Haylay, la guía turística, cuenta que uno de los pedestales aún está libre.
«¿Alguien tiene idea de quién podría ocupar ese lugar?, pregunta. «Boris Johnson», responde uno de los visitantes riendo. Su comentario solo arranca una risa forzada a los demás participantes del tour.
Desde hace meses el Parlamento británico está en el foco de atención. Los debates sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), el llamado «Brexit», han familiarizado a la audiencia televisiva internacional con los particulares hábitos de la «madre de todos los Parlamentos».
Pero para hacerse una idea de cómo funciona realmente el sistema democrático británico vale la pena una visita al «Houses of Parliament» en Londres.
Los visitantes pueden recorrer los pasillos y salas por su cuenta o participar en una visita guiada. Esta última opción es muy recomendable si se tienen suficientes conocimientos del inglés.
El Parlamento situado en el Palacio de Westminster a orillas del Támesis y junto a la torre-reloj del Big Ben es el motivo fotográfico más popular de la capital británica.
En la actualidad, gran parte del edificio está rodeado de andamios por obras. Para algunos, esto es un símbolo del estado actual de la política británica.
Cuando se termine la obra exterior comenzarán las refacciones en el interior del Parlamento y sus 1.100 habitaciones.
El corazón de la democracia británica está completamente venido abajo, por lo que los diputados votaron a favor de que sea reformado a partir de 2025. Se estima que las labores de saneamiento se extenderán hasta el año 2030. Hasta ese entonces, los propios parlamentarios tendrán que sesionar en otro sitio.
El tour comienza en el Westminster Hall, la parte más antigua del Palacio de Westminster.
El jefe de una empresa de iluminación cuenta que en 2002 iluminó el ataúd en el que fueron velados los restos mortales de la reina madre británica, la madre de la reina Isabel II.
«También preparamos todo para la visita de Donald Trump, pero finalmente no vino», agrega. John Bercow, presidente de la Cámara de los Comunes no quiso que viniera, acota el iluminador.
A diferencia del presidente de Estados Unidos, los visitantes son bienvenidos aquí.
El recorrido comienza con el «Queen’s Robing Room» (el Salón de la Toga), donde la reina Isabel II se prepara antes de entrar en la Cámara de los Lores para la ceremonia de apertura del Parlamento. Aquí se pone el manto y la corona. «Ahora la reina sube hasta aquí en ascensor», revela Haylay.
El palacio está equipado con un esplendor exuberante. Sin embargo, detrás de las paredes de paneles de madera, azulejos de mármol, bóvedas de piedra caliza, frescos, mosaicos de oro y arcos neogóticos se esconden ratas y ratones en un número inimaginable.
Pasando por gigantescos óleos que recuerdan las victorias británicas en las batallas de Trafalgar y Waterloo, la visita lleva a través de la Galería Real a la Cámara de los Lores. Aquí Isabel II lee el discurso de la reina una vez al año.
Excepto en la sala Westminster, está prohibido sacar fotos en el Parlamento.
El punto culminante de la visita es la Cámara de los Comunes, que es más modesta y pequeña de lo que se supone.
La estrechez de la sala y cercanía entre los parlamentarios hace que parezcan mucho más intensos algunos intercambios verbales. El primer ministro y el líder de la oposición se miran directamente a los ojos.
Aunque la cámara se compone de 650 miembros, solo hay asientos para 427 personas. En días en que se requiere la asistencia de todos, los parlamentarios que no tienen una butaca deben colocarse de pie al final de la sala.
La función principal del presidente de la Cámara de los Comunes del Reino Unido (en inglés, speaker) ya es evidente desde su posición de trono en la cabecera de la sala. Su asiento, con su dosel y su escudo de armas tallado podría formar parte de una película de Harry Potter.
¡Order! ¡order! (órden) son los gritos con los que el «speaker» intenta ordenar los debates parlamentarios.
Los visitantes pueden pararse frente a los bancos cubiertos de cuero verde. Pero donde aún se continuará debatiendo sobre el Brexit no está permitido sentarse.
Las entradas para visitar los «Houses of Parliament» se deben sacar por internet o telefónicamente. El valor de la entrada es de 26,50 libras (29 euros/31,9 dólares).
Por Christoph Driessen (dpa)