La onda epidémica estacional de la gripe en Asturias continúa en fase ascendente por tercera semana consecutiva, sobre todo entre los menores de 15 años, como es habitual, y especialmente entre niños de hasta 5 años.
Los grupos de mayor edad, sobre todo a partir de 65 años, también registran tasas significativas, que están relacionadas con el tipo de virus dominante. El índice de incidencia es de 193,7 casos por cada 100.000 habitantes. La situación se considera de intensidad baja y difusión epidémica.
La Consejería de Sanidad espera un aumento en las próximas dos o tres semanas hasta alcanzar los mayores picos justo a finales de año, y que a partir de entonces, ya en el mes enero, se reduzca el número de infecciones. No obstante, todos los análisis deben tomarse con cautela, ya que la gripe es una enfermedad poco predecible y puede estar condicionada por otros factores, como la meteorología.
Por otro lado, y teniendo en cuenta los virus predominantes, se prevé que los casos más importantes afecten a personas de edades avanzadas, aunque hasta el momento no ha habido problemas significativos.
Asturias es la primera comunidad en la que se ha detectado una difusión epidémica. En el resto del territorio, la actividad es local, en el caso de Canarias, y esporádica, excepto en Andalucía, Cantabria, Castilla La Mancha, Extremadura y Navarra, donde continúa siendo nula.
La vacunación periódica a las personas mayores y vulnerables evita complicaciones graves y previene la mortalidad. La gripe es generalmente una enfermedad benigna de alta incidencia. Aunque su duración es variable, habitualmente suele prolongarse unas ocho semanas.
El tratamiento más adecuado consiste en aliviar los síntomas (fiebre, dolores musculares, malestar general, tos, dolor de cabeza, congestión nasal, estornudos o dolor de garganta) mediante analgésicos y antitérmicos. En la mayor parte de los casos, la gripe se cura sola con las medidas habituales: beber abundantes líquidos (agua, zumos…) y utilizar los fármacos habituales, como el paracetamol, según las recomendaciones de los profesionales sanitarios, hasta recuperarse.
Los buenos hábitos ayudan a disminuir la transmisión del virus. Por este motivo, los expertos recomiendan lo siguiente:
•Utilizar pañuelos de papel para taparse la boca y la nariz cuando se tosa y se estornude. Si no se dispone de pañuelo de papel, se debe toser y estornudar sobre la manga de la ropa (en el hueco del codo) para evitar contaminar las manos
•Tirar los pañuelos de papel después de utilizarlos.
•Lavarse a menudo las manos con agua y jabón.
•Mantener una buena ventilación de los espacios cerrados.
•Limpiar con frecuencia las superficies que se tocan con las manos como los pomos de las puertas o los interruptores.