La explotación forestal y una gestión inadecuada de los bosques caducifolios está haciendo difícil que el lirón gris (Glis glis) encuentre cavidades naturales disponibles para hacer el nido, indispensable para que esta especie pueda dormir y reproducirse durante su periodo activo. Además, la fragmentación de los bosques está dejando aisladas las poblaciones de lirón de algunas cordilleras, como la del Montnegre. Un nuevo estudio, liderado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales y el Museo de Ciencias Naturales de Granollers, resalta que este escenario está induciendo también que los lirones que han quedado aislados paran más machos que hembras.
«Esta táctica podría ayudar a la población a sobrevivir, pues los machos son el sexo dispersor y pueden llegar a hábitats más favorables o encontrar nuevas hembras, y así evitar efectos negativos como la consanguinidad, que se dan cuando hay poco intercambio de individuos entre poblaciones», explica una de las autoras principales, la profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona que trabaja en el CREAF, Mariona Ferrandiz-Rovira.
Esta táctica podría ayudar a la población a sobrevivir, pues los machos son el sexo dispersor y pueden llegar a hábitats más favorables
El estudio, publicado en la revista Animal Biology, compara dos poblaciones de lirón gris: la del Montseny y la del Montnegre. «Gracias a esta investigación hemos podido comprobar que si un hábitat permite conexiones con otras poblaciones, como en el Montseny, los lirones tienen las camadas con un equilibrio de hembras y machos.
En cambio, cuando la población no tiene ninguna conexión con otros lirones y el ecosistema está perjudicado, como el caso del Montnegre, intentan solucionarlo con esta diferencia en el sexo de las crías», comenta Ferrandiz-Rovira. Y añade: «los lirones de estas regiones son de especial interés porque crían cada año. En el resto de Europa, lo más frecuente es que críen solo en años de clima y alimentación óptima», añade Ferrandiz.
Dormir como un lirón nunca fue tan difícil
El lirón gris (Glis glis) es un animal que puede vivir hasta 9 años –mucho más que otros roedores– gracias a su faceta de dormilón. Cuando la situación ambiental se complica, duerme para resistirla. Así no gasta energía ni comida. Pero para hacerlo, necesita árboles viejos como el roble o el haya, que ofrezcan cavidades naturales donde anidar y que le proporcionan los alimentos necesarios (bellotas, hayucos, etc.).
Ahora, con el cambio climático y el cambio de usos del suelo, este mamífero está sufriendo una pérdida progresiva de su hábitat de calidad. Es el caso de los lirones del Montnegre. En este entorno se ha dado una explotación intensiva del roble, sobre todo en fincas de carácter privado, y además es una región en el límite de la distribución de la especie y de los bosques húmedos. Dos factores que juegan en contra de los lirones estudiados.
El lirón gris es un animal que puede vivir hasta 9 años gracias a su faceta de dormilón
«No creemos que la estrategia de tener más machos les sea útil. Aunque tengan más individuos exploradores, a su alrededor predomina bosque mediterráneo, árido y desfavorable para sus madrigueras, y la autopista AP-7 que los separa de la población del Montseny, cosa que posiblemente desconocen las hembras. De hecho, en las poblaciones adultas existe la misma proporción de ambos sexos y, por lo tanto, los lirones macho ‘extra’ probablemente mueren en el intento», explica la investigadora.
Estudios como este permiten conocer más a fondo las dinámicas de la fauna que vive en bosques afectados por el cambio global y son una herramienta muy importante para establecer políticas de conservación efectivas. En estos caso, medidas para conservar los bosques de hoja caduca que sirven de refugio a estos pequeños animales y evitar que dormir como un lirón les sea cada vez más difícil.
SINC