La esperanza de vida ha ido incrementándose con los años. La sociedad cada vez cumple más años y, en concreto, España, es uno de los países con mayor esperanza de vida del mundo. Esto, que a priori es una buena noticia, trae consigo también un reto y desafío: ser capaces de responder a las condiciones sanitarias que necesitaremos en la senectud, sobre todo relacionadas con movilidad, audición y demencia.
Según la Sociedad Española de Psicogeriatría, la demencia puede definirse como un síndrome adquirido, de naturaleza orgánica, caracterizado por un deterioro permanente de la memoria y de otras funciones intelectuales. Y es importante poner el foco sobre ello porque el 5.2% de la población de más de 60 años a nivel mundial la padece.
Pero, sin embargo, la pérdida auditiva es la forma más común de discapacidad en Europa. Ésta tiene un gran impacto en las relaciones interpersonales y los espacios donde se desarrolla la vida.
Basta echar un vistazo a algunas de las conclusiones de los estudios más importantes que se han ido desarrollando en los últimos años, entre los que destaca el realizado por la John Hopkins School of Medicine, que descubrió que, por cada 10 decibelios de pérdida auditiva que tenía una persona, había un 27% aumento en la probabilidad de desarrollar demencia en el futuro.
Una relación que, hasta ahora, no estaba vinculada y que parece que, según apuntan algunos estudios, podrían estar mucho más de la mano de lo que se pensaba ya que, por ejemplo, la discapacidad auditiva afecta negativamente a la orientación espacial y aumenta el riesgo de caídas, pero también causa problemas de comunicación hasta al 37% de las personas de entre 61 y 70 años, porcentaje que aumenta hasta el 60% a partir de los 71 y que supone un aislamiento social.
“Cada vez cumplimos más años y es necesario entender que debemos adaptar no solo las herramientas tecnológicas sino también la accesibilidad de los edificios y la propia arquitectura para ese momento. La discapacidad auditiva convierte la comunicación en un esfuerzo que provoca agotamiento, provocando también malos entendidos e incluso una mayor incidencia de la depresión en personas de elevada edad. En este sentido, el acondicionamiento acústico jugará un papel fundamental como se ha demostrado ya científicamente. En ambientes sanitarios, una buena acústica ha reducido, sorprendentemente, el número de re-hospitalizaciones y de pautas de medicamento” explica Juan Negreira, Ingeniero acústico de Saint Gobain Ecophon en España.
La relación entre audición y demencia
Se dice de las personas que padecen demencia que la audición es, de todos los sentidos, el que tiene un mayor impacto en su calidad de la vida, ya que por norma general sufren de extrema sensibilidad al ruido.
Esta dolencia puede conducir a confusión, ansiedad y aumento de los niveles de estrés. Además, las reacciones fisiológicas al ruido pueden provocar aumento del ritmo cardíaco, presión arterial y fatiga.
“Los problemas de percepción sonora que experimentan las personas con demencia y/o presbiacusia se pueden experimentar solo viendo un vídeo. En él, se simula cómo oye una persona de 80 años con presbiacusia comparado con una persona joven y cómo, este confort e inteligibilidad, puede ser mejorada con un buen acondicionamiento acústico” explican desde Ecophon.
Un buen acondicionamiento acústico, tal como se muestra, debería aumentar el confort y potenciar las capacidades cognitivas de las personas con discapacidad auditiva y demencia, para así facilitar las tareas diarias y reducir el riesgo, en entornos ruidosos, de por ejemplo no escuchar y/o entender anuncios importantes o alarmas de emergencia. Hay tres elementos que deben tenerse en cuenta al tratar de resolver y mejorar las situaciones de pérdida auditiva con la edad: el propio oyente, el emisor y el entorno.
La persona con discapacidad auditiva debe comprender su pérdida auditiva relacionada con la edad y los desafíos que conlleva, y también debe estar dispuesta y motivada a utilizar audífonos, por ejemplo. Pero esto será mucho más llevadero si los espacios donde desarrollan su vida están bien acondicionados acústicamente.