Cada vez son más los clubes deportivos que saben aprovechar las oportunidades de mantener buenas relaciones con los medios, la importancia de una gestión correcta de sus redes sociales o sitios web oficiales y lo más importante; cada vez son más los equipos de cualquier disciplina que saben que lo más importante es conectar con las personas que viven ya sea en su pueblo o ciudad.
Hay clubes que realmente sí son conscientes de ello, hacen fiestas sociales con el fin de captar ingresos, nuevos socios o para reunir a la familia de su entidad; además cada vez que lo hacen promocionan sus pueblos, apuestan por la formación y el talento de nuevos deportistas y hacen crecer el valor de su marca. Les podría poner varios ejemplos.
Campañas de éxito
En muchos medios de comunicación asturianos y nacionales vemos campañas de promoción que son un autentico éxito, tanto a la hora de renovar o buscar socios, como a la hora de recordar al mundo que un equipo sigue vivo y sigue luchando por sus metas.
Una campaña de éxito no se basa en imitar o bombardear a la gente con lo mismo cada día, una campaña se basa en saber conocer el mercado.
¿Han escuchado la frase? «ya saben dónde pueden hacerse socio, no hace falta más publicidad», eso hoy en día es la respuesta de los no están cualificados para crear futuro y hacer crecer una entidad.
Un club necesita estar en la calle; necesita que su oferta sea conocida por todos y todas y necesita que los responsables expliquen el motivo de por qué debemos hacernos socios de una entidad, se necesita dejar claro el valor diferenciador entre ser o no ser socio de una entidad, y obviamente se necesita comunicación.
Muchos clubes recurren únicamente a los medios cuando necesitan “vender” pero se niegan a anunciar y presentar su rol en la sociedad o lo que aportarán a la misma.
Muchas de las personas que forman parte de directivas de pequeños clubes se niegan a trabajar la calle y envían a otra persona a realizar esas funciones. ¿Falta de tiempo? Entonces algo falla, pues cuando un club no tiene tiempo para crear y conectar con el aficionado tiene un serio problema de organización.
Camino al fracaso
Cuando un club deportivo piensa únicamente en vender loterías, hacer rifas o cobrar el carnet a sus socios comienza la decadencia. Muchos usan como excusa que no pueden competir con otros grandes equipos cercanos; otros se atreven incluso a decir que no hay un mercado para ampliar una masa social, y los hay que lo dejan todo para el último momento.
Pensar en el presente y futuro
Otros de los puntos que deberían analizar muchos dirigentes es que el pasado es historia, y que no se puede vivir siempre de lo que uno hizo y darle únicamente valor al pasado, sin un presente y una planificación de futuro el pasado quedará en el rincón del olvido. Una realidad que aún hay gente que se niega a aceptar.
Solamente podemos hablar del pasado cuando estamos creando futuro, vivir del pasado es dar por hecho que ya no se piensa a medio o largo plazo. En la vida y en la gestión de una entidad no se puede vivir tampoco de rentas.
Trabajar para crecer
Presentación del equipo, campaña de abonados, creación de merchandising, entrega de carnets o el cobró de las cuotas antes de que comience la temporada es esencial, pero hay mucho más trabajo. Un trabajo que equipos muy humildes hacen bien, gracias a su buenos gestores y su verdadera ilusión.
Un equipo o entidad no puede decir que no ha realizado su trabajo por «falta de tiempo».
¿Quién puede ser responsable de una entidad deportiva y decir que no tiene tiempo o gente para realizar labores básicas para que un equipo crezca, ilusione y vea fortalecerse su marca, masa social y proyección?. La temporada comienza el mismo día en el que termina el «pasado curso» y desde ese día lo más importante de todo es analizar, aprender de los errores, aprovechar los aciertos y comenzar a crear una nueva expectación.
Potenciar cantera, ilusionar al aficionado, adaptarse a la realidad económica y saber escuchar a los que te dicen que vas mal es necesario, a no ser que uno quiera vivir en un club perdido, sin ilusión y alejado de las necesidades reales de las personas.
Nacho Bermúdez