La Comunidad de Agua de Piedeloro, celebró recientemente en el salón de actos del CIR de Piedeloro una asamblea con el fin de tratar en la misma, la posible cesión del servicio de abastecimiento de agua al Ayuntamiento de Carreño. Petición ésta que ya se trasladó desde la directiva de la Comunidad a este Ayuntamiento.
Cincuenta años más tarde de su puesta en marcha como red vecinal, acordaron, por unanimidad, el ceder la red vecinal al Ayuntamiento de Carreño.
A la reunión, se desplazaron la Sra. Alcaldesa de Carreño y el edil de Medio Rural, así como personal municipal, para facilitar toda la información sobre el asunto a tratar.
“Se les entregó un modelo de cesión que deberían cumplimentar y entregar en el registro del consistorio en el caso de aceptar ceder el servicio y pasar a ser éste municipal. La interventora, Teresa Salamanca, les explicó cómo se calcula la tarifa municipal de agua, basura, alcantarillado y saneamiento según las ordenanzas municipales vigentes y la Ley 1/2014 del impuesto sobre afecciones ambientales del uso del agua ( canon de saneamiento) entregándoles una nota informativa pormenorizada con ejemplos de tarifas según la tipología de usuarios. El consumo mínimo que se toma como base de cálculo son 30 m3. Este canon se paga por la conservación y mantenimiento de los contadores y depende de su calibre, el más habitual ese 0,70 € al trimestre: El importe de basura para la zona rural es de 10,20 € al trimestre. El jefe de equipo de fontanería analizó con la comunidad el estado de conservación de la red vecinal, trasladándoles las inversiones que debería costear el Ayuntamiento, unos 30 mil euros inicialmente, para poder asumir conforme a la normativa y garantías sanitarias la actual red “ – explicó Amelia Fernández, Alcaldesa de Carreño.
La Comunidad de aguas presta servicio a 141 familias, 124 de Carreño y 17 de Gozón. Comenzó su andadura en 1966. Tres propietarios de dos manantiales, Jenaro García, José González y Álvaro García, cedieron gratuitamente los mismos y la concesión de parte de los terrenos de sus fincas para salir desde allí el agua, colocar arquetas de captación y construir los depósitos de captación necesarios para abastecer la parroquia. El 9 de Junio de 1968 llegó por primera vez el agua a las viviendas de Piedeloro. El vecindario la recibió en sus casas con mucha alegría como si de la mejor fiesta se tratará. Hasta finales de la década de los años cincuenta del siglo XX, lo mismo en Candás que en el resto de la zona rural de Carreño, las fuentes y lavaderos públicos eran los principales puntos de suministro de agua potable, o los lugares a donde se acudía para hacer la colada de la casa o abrevar el ganado con todo lo que ello conllevaba de trabajo para las familias.
La paulatina dotación del servicio de agua a las viviendas del municipio adoptó fórmulas y ritmos variados en función de las características demográficas de los diferentes territorios. El vecindario de la zona rural se tuvo que enfrentar mayores obstáculos. Al tratarse de una población dispersa no bastaba con la mera iniciativa individual; exigía acogerse a fórmulas asociativas desde cuyas plataformas resultaba más probable hacerse oír y, en definitiva, más fácil recabar y obtener la imprescindible colaboración de la administración local. Las cosas discurrieron de forma diferente en la capital del concejo.
La ejecución de la red de aguas en el casco urbano de Candás fue una iniciativa promovida por el propio Ayuntamiento, interesado en favorecer el desarrollo urbano e industrial de la villa. El proyecto original, redactado en 1918, sufrió sucesivas modificaciones y demoras debido a la renuencia de muchos vecinos a permitir el paso de la traída de agua por sus propiedades. Hubo que esperar a julio de 1921 para dar comienzo a unas obras que se prolongaron durante dos años.
A partir de los años 50 del pasado siglo, muchas familias de la zona rural comprendieron la conveniencia de poner en marcha fórmulas asociativas que unieran a varios vecinos/as en torno al objetivo común y prioritario de «traer el agua a la puerta de casa». Variadas eran las ventajas de esta colaboración; algunas eran económicas, porque todos contribuían a cubrir los gastos derivados de la compra/registro de un manantial, así como de los ocasionados por las obras de ejecución de las infraestructuras necesarias para la captación, almacenamiento y distribución del agua. Además, las comunidades de aguas permitían elaborar en su seno unas determinadas reglas estatutarias orientadas a la preservación del interés común y de obligado cumplimiento para quienes la integraban. Atendiendo en parte al volumen de agua que manara y en parte a las necesidades de las familias usuarias, se constituyeron en Carreño comunidades muy distintas, dentro de un abanico que podía ir desde las concesiones para uso de dos o tres casas vecinas, de las que tenemos como ejemplo el manantial que comparten Casa Rufa y Casa Xuan, en Sopeñes; o el que abastece a las familias de Xoaquín y casa Alfredo el Minero, en el Barrio Fuentefría, ambos en El Valle; pasando por las pequeñas comunidades para atender barrios contiguos como los de Rodiles, La Friera, el Prado y La Torre, en Perlora, hasta las comunidades que prestan servicio a numerosos propietarios, como la concesión del Agua de la Regatada, en el barrio de Sopeñes parroquia de El Valle, del que se benefician una decena de viviendas; la Comunidad de Aguas del Rebuñón o Rebullón, que atiende a las familias de los barrios de Xelaz, Castañedo, la Cuesca y Reconco, en Prevera; o esta de Piedeloro, que gestionaba el aguas para toda la parroquia.
En el año 1968, llega el servicio de suministro de agua vecinal a Piedeloro. Se prestó durante unos días y se cortó el día 19 de Julio para proceder a colocar los contadores y hacer las instalaciones definitivas. A partir de esa fecha y hasta la actualidad se prestó el servicio por la comunidad de aguas. Durante todo este tiempo la vinieron dirigiendo desinteresadamente 8 Presidentes. Son los que siguen: Benigno Peláez, de Casa Amasio, José Rodríguez de Casa Rafael, Olegario García de Casa Perucho, Ramón Gutiérrez de Casimira, Gabino González, José Rodríguez de Casa El Llano, José Ramón García de Casa Perucho, Juan Rodríguez, de Casa El Llano y, en la última etapa Julián Rodríguez, de Casa Rafael, éste último hace dos años trasladó a la directiva su intención de abandonar la presidencia. Pidió la colaboración de 9 personas que pudieran asumir la labor altruista que hasta ahora venían desempeñando las directivas vecinales y en ese periodo no aparecieron personas que tuvieran capacidad y disponibilidad para asumir las tareas de gestión de la red, conservación de tuberías y manantiales, cloración y reparación de averías. Al no contar con efectivos para seguir al frente de la gestión de la comunidad de aguas se trasladó la petición al consistorio de Carreño para que éste lo integrase en la red pública municipal.
“Conocida la voluntad vecinal el Ayuntamiento está trabajando en los asuntos técnicos y jurídicos que haya que afrontar previamente para hacerse cargo de dicha cesión de la red vecinal de aguas. Hasta la fecha, un 16,31 % de las familias usuarias de la Comunidad de aguas ya han entregado en el registro municipal su conformidad expresa a integrarse en la red Municipal del Ayuntamiento de Carreño. Habrá que esperar que la entreguen el resto para elaborar los padrones de agua correspondientes con datos actualizados. Se requerirá también el acuerdo político necesario para atender la petición y a avanzar en la realización de las obras iniciales que ya propuso el jefe de equipo de fontanería, así como revisar los contadores actuales existentes. Una vez estudien estos los técnicos sabremos si se adaptan a lo que se precisa o si deben renovarse algunos” – concluyó la Alcaldesa.