Berlín, 6 dic (dpa) – Tras once años, la alemana Nina Hagen, quien en su momento se autoproclamó madrina del punk, grabó un nuevo disco. «Unity» es una nueva demostración de la amplitud de esta peculiar cantante.
Ya se trate de tonos más duros, de pop tranquilo, de excelente funk o de tranquilas baladas, la artista de 67 años armó una mezcla de once canciones que vale la pena escuchar. El nuevo álbum solista de Hagen se lanzará este viernes 9 de diciembre.
«Este disco es un sueño cumplido», dice Hagen a dpa en Berlín. «En la época de la pandemia ya no pude hacer mis presentaciones, que tienen mucho despliegue. Ya no había conciertos en vivo, pero la producción del disco siguió fluyendo. Esa época requirió de paciencia. La paciencia era el ejercicio de yoga del momento».
Según asegura, nunca se puso a pensar sobre las claras influencias de diferentes estilos musicales que se perciben en el trabajo. «Cada canción recibe lo que quiere, lo que necesita o lo que creemos que puede necesitar».
El disco fue producido por Warner Poland, que desde hace décadas lidera su banda y es su guitarrista. «Compusimos juntos varias canciones y tuvimos varias sesiones de grabación». Así surgió una gran colección de grabaciones y samples.
La Biblia y Jesús son los acompañantes constantes de Hagen, tanto en el disco como en la entrevista. Como cristiana, la cantante cree que el amor está por encima de todo. «El amor no se puede matar. Eso deberíamos aprovecharlo», dijo.
Con «Shadrack», ya el primer tema del disco abarca material bíblico. Una intro esférica, algo de batería, un ritmo cool de funk y ya la voz aún eternamente grave de Hagen asume el relato.
A través de las canciones, la voz de Hagen se expande octavas entre graves y agudos con su propia y particular coloratura. Y utiliza todo lo que es considerado sonido.
El disco trata mucho de solidaridad y comunidad. En «United Women Of The World», Hagen le canta a la fuerza femenina. El tema que da título al álbum, «Unity», creado con ayuda del especialista estadounidense en funk Georg Clinton, es un apoyo al movimiento Black Lives Matter.
«Lo sucedido afectó a todo el mundo y me afectó profundamente por el espíritu que al parecer asoma en América, el de la agresión y los asesinatos, la injusticia y la falta de humanidad. Por eso estoy especialmente feliz de que tantas personas maravillosas participaran en el disco».
Para «Atomwaffensperrvertrag» (Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, en alemán) recurrió a reservas del pasado. El texto es un collage de un discurso de Hagen sobre el desarme. «Es nuestra lengua nunca callada la que lucha por la absoluta abolición de todas las armas atómicas. Solo así se puede. Eso hay que propagarlo una y otra vez», dice.
Ritmos más pop son los de «Geld, Geld, Geld», su crítica al capitalismo: «Grandes ciudades huelen mal, los carteles de publicidad brillan». A los abismos de la vida en pareja les canta Hagen en el estribillo de «Gib Mir Deine Liebe». Con el más rockero «Venusfliegenfalle», sale de viaje al espacio exterior.
Para este disco, Hagen recurrió a mucho material de otros artistas. Por ejemplo, contiene «16 tons» y «Redemption Day». También hay una versión en alemán del clásico de Bob Dylan «Blowin in the wind».
«Desde que tengo uso de razón hago covers». La humanidad necesita canciones que se puedan cantar juntos, dice. «Como sociedad, necesitamos no solo ver esos shows de castings».
La artista señala que espera que «en todo el ramo de flores musical que propone el disco también haya algunas canciones que alguno ya conoce y pueda cantar». El ramo es una mezcla extraña, loca como la misma Nina Hagen. «Simplemente intenté hacer algo bonito with the help of all my real good friend
Por Gerd Roth (dpa)