Melbourne, 30 ene (dpa) – La alemana Angelique Kerber conquistó hoy el primer Grand Slam de su carrera al ganar la final del Abierto de tenis Australia a la estadounidense Serena Williams, dejando a salvo, al menos por unos meses, el récord de títulos de la legendaria Steffi Graf.
Kerber, de 28 años y a partir del lunes nueva número dos del ranking, dio el golpe en Melbourne al tumbar por 6-4, 3-6 y 6-4 a Williams, la gran favorita, la jugadora que había ganando sus últimas ocho finales de Grand Slam y que se paseó literalmente por la pista hasta el partido por el título definitivo.
«Mi sueño se ha hecho realidad esta noche. Toda mi vida trabajé muy duro y ahora estoy aquí y puedo decir que soy una campeona de Grand Slam, es una locura», dijo exultante Kerber después de su primera final de Grand Slam. «Disfruté mucho de estas dos semanas, fueron las dos mejores semanas de mi vida, de mi carrera».
Kerber impidió así que Williams igualara el récord de 22 grandes en la Era Abierta, una marca que seguirá ostentando en solitario la alemana Graf.
Australia era la segunda oportunidad que tenía Williams de empatar el récord de Graf. En la primera, en el US Open 2015, la número uno se despidió en semifinales. En Melbourne quedó todavía más cerca, pero la sorpresa fue igualmente mayúscula.
«Siempre que vengo a la sala de prensa todo el mundo espera que gane cada partido, cada día de mi vida. Aunque me gustaría ser un robot, no lo soy», expresó la número uno del mundo, que se quedó sin su séptima corona en Australia. «Lo hago lo mejor que puedo. Intento ganar cada vez que juego, cada punto, pero no puedo. Quizás otra persona puede, pero yo no soy capaz».
Williams, de 34 años, llegó a la final sin ceder un solo set en el torneo y contaba por victorias sus últimas ocho finales de Grand Slam. La última vez que cayó por el título fue en el US Open 2011.
Por ello, ganar a Williams en el partido decisivo de un Grand Slam es el mayor desafío en el tenis femenino actual, y posiblemente uno de los mayores retos del deporte moderno. La estadounidense tendrá una nueva oportunidad de igualar a Graf en junio en Roland Garros.
Kerber superó hoy en dos horas y ocho minutos a Williams y, aunque impidió que la americana igualara a Graf, le quitó a su compatriota el honor de ser la última alemana en ganar un grande. Desde Graf en 1999, ningún tenista, hombre o mujer, alemán había levantado alguno de los cuatro torneos más importantes del tenis.
La final de hoy arrancó con sorpresa, pues Williams cedió su servicio con 1-1 y Kerber mantuvo su saque en el juego siguiente para colocarse con 3-1 en apenas 12 minutos.
La costó a la número uno adaptarse al juego de Kerber, la primera zurda con la que se midió este año en Melbourne. La estadounidense no era capaz de leer el revés de la alemana, que además apenas cometía errores desde la línea de fondo.
Visiblemente incómoda sobre la pista, Williams intentó darse ánimos en cada punto que ganaba, chillándose a sí misma con gritos ensordecedores. Y aunque recuperó el break para ponerse 3-3, volvió a entregar su servicio en el siguiente juego con una derecha de volea a media pista que se fue larga, en el que fue su décimo cuarto error no forzado hasta ese momento. Iba subida de revoluciones la estadounidense.
Kerber ató el set en 39 minutos, el primer parcial en contra de la estadounidense en las dos semanas de torneo.
La alemana, que hasta entonces había tenido los nervios de acero, fue presa de las dudas en el cuarto juego del segundo set, cometió dos dobles faltas y entregó su saque.
Kerber pasó ahí los peores momentos del partido, lo que hinchó de confianza a Williams. Y cuando la estadounidense está inspirada, es prácticamente imparable.
Quizás por eso, la alemana solicitó ir al servicio nada más perder el segundo set. Más calmada, entró en la pista, ganó su saque y rompió el de Williams. Estaba break arriba y a cuatro juegos de ganar su primer Grand Slam, pero cuatro juegos frente a Serena es un mundo.
La número uno se lo hizo saber en el siguiente game al recuperar el break, pero entonces llegó lo que pocos esperaban: en un juego de más de diez minutos y con intercambios para todos los gustos, la alemana salvó dos ventajas a favor de Williams con sendos «dropshots» y se colocó 4-2. Aumentó la diferencia a 5-2.
La estadounidense reaccionó entonces contra las cuerdas y volvió a quebrar a Kerber para sacar con 5-4 abajo. Necesitaba ganar el juego para seguir con vida en el partido. Pero no lo consiguió: un error no forzado de derecha a media pista le dio el campeonato a la germana, que se tiró sobre el cemento y empezó a llorar de alegría.
Por Ignacio Encabo