Juan Henríquez decidió escribir el libro de su vida y atreverse a retratar una realidad dura y desafiante. Por eso, se puso manos a la obra para elaborar la que sería su primera publicación autobiográfica y que recibe por título el nombre de su hija: Daida.
Y es que, si bien el autor revisita su pasado en primera persona y son sus sensaciones y sentimientos los que abarrotan cada una de las líneas de este libro, es la historia de Daida la que le da un sentido a todo lo narrado. Consumidora habitual de drogas desde una temprana edad y más tarde diagnosticada con un síndrome de trastorno bipolar, el caos resultante de sus acciones derivó en un torbellino destructivo que estuvo a punto de llevarse a su familia detrás.
Daida narra el proceso de aceptación de unos padres y los intentos de su hija por recuperar su vida. Así, el libro es una puerta abierta a la intimidad más sincera del autor y de aquellos que estuvieron con él a lo largo de tantos años. Juan Henríquez se desnuda ante el público para cumplir uno de los deseos de su hija. «Cuando mi hija Daida me propuso escribir su historia», cuenta el autor, «me dijo que podría ayudar a muchas/os jóvenes y, sobre todo, a muchas familias. Esa fue la razón más importante para que me decidiera a escribir Daida».
Además, el hecho de que esta sea la primera publicación en clave autobiográfica del autor no desmerece en absoluto. Para Juan Henríquez, la lectura y la escritura son algo fundamental en su existencia, y ya se había enfrentado antes al miedo de un papel en blanco: bajo su nombre pueden encontrarse desde artículos periodísticos hasta estudios de investigación. Así, sería difícil hallar una mala lectura contando con su experiencia: Daida mantiene un tono íntimo pero invitador, un léxico rico y complejo pero inclusivo, un ritmo ágil pero nada agotador.
Por otra parte, cabría destacar la estructura del libro, cuya trama se antoja lineal pero se ve salpicada por distintos documentos de índole médica y policial que escapan de la mera narrativa. Si bien esto no sería lo esperado en una historia de este tipo, Henríquez consigue adaptarlos para que en ningún momento se antojen extraños o corten la lectura; es más, consiguen añadir más consistencia a la historia y favorecen la comprensión del lector sobre temas, a veces, muy lejanos para él.
Por eso, Daida se construye bajo un estilo autobiográfico que, sin embargo, escapa de la intimidad para perfilar los problemas de toda una generación. Las drogas y el desconocimiento sobre distintos trastornos psiquiátricos siguen siendo, hoy en día, grandes problemas que muchas veces prefieren obviarse o ignorarse. Juan Henríquez recupera su pasado y se asienta en su presente con una mirada esperanzadora hacia el futuro, con la intención de que este mensaje traspase los límites de su familia y de las páginas del libro.