El fuego griego es la última publicación de Juan Ángel Heredero, autor madrileño de adopción (él, en realidad, es natural de Aldehuela del Codonal, Segovia) que profesa su amor por la ciudad haciéndola protagonista de sus novelas. En este caso, invita al lector a explorar su historia haciéndole viajar, directamente, a distintos momentos de la vida de la villa de la mano de una antigua leyenda: la del fuego griego.
Esta comienza, supuestamente, en el año 2012, en la capital española. Una joven integrante de un grupo de baile se separa del resto de acompañantes para entrar en una pequeña iglesia cercana. Después de tal hecho, la narración da un enérgico salto a Medina Mayrit, en 879, una pequeña aldea apiñada en torno a la alcazaba musulmana que servirá de lanzadera para que la leyenda del fuego griego atraviese siglos y siglos de historia.
Así, el famoso fuego griego («un fuego que no quema y que el agua no apaga, más al contrario, lo aviva»), traído a la península por una misteriosa bailarina procedente de las tierras de Bactriana, llamará la atención no solo de Tasufín, el emir musulmán que gobierna aquellas tierras, sino de otros personajes que, a lo largo de cuatro actos distintos, querrán desentrañar cuál es el secreto de tan enigmático elemento. Por eso, el lector podrá acercarse de una forma íntima y vívida a figuras tan emblemáticas de la historia como Napoleón, la princesa de Éboli o Juan Escobedo, entre otros.
Y es que Medina Mayrit es solo la primera parada de este viaje. Desde entonces, y pasando por la batalla de Alarcos, en el siglo XII, o los levantamientos del 2 de mayo en 1808, el lector se verá sumergido en la narración gracias a una prosa elegante que enlaza con acierto todos y cada uno de los capítulos y que se apoya en un excelente estudio de la historia y las leyendas que tienen el poder de adornar las corrientes vidas y los sueños. Por otro lado, el libro resulta ser, en palabras del propio autor, «un gran relato alegórico (…) lleno de símbolos y de cosas que hay que saber interpretar», lo que confiere a la lectura un trasfondo de misterio que requerirá de la avidez del lector para desentrañar gran parte de la trama.
¿Y por qué Madrid? Pues porque a Juan Ángel Heredero no se le escapa ni el más mínimo detalle: «Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son», en una pared de la plaza de Puerta Cerrada se puede leer esto, en una gran pintura mural. Por otro lado, el significado de la palabra ‘Matritum’ es ‘madre de las aguas’», responde con aplomo.
En conclusión, El fuego griego es una excelente opción para aquellos enamorados de tiempos antiguos que busquen ser trasladados a ellos con originalidad y pericia, pues esta lectura ofrece una atmósfera única gracias a la habilidad de Juan Ángel Heredero para narrar no solo aquello que todos pueden ver y sentir, sino lo que está más allá de la capacidad de observación y que encierra misterios todavía esperando a ser descubiertos.